Tour express de dos días

Las tierras altas escocesas son uno de los misterios del alma, y si digo esto es porque cada vez que he ido he sentido una sensación muy dulce y salvaje en cada poro de mi piel. Las montañas son suaves pero albergan una preciosa flora y fauna, los lagos te hipnotizan y calman, la temperatura te hace estar despierto, los cielos mantienen misterio y sus gentes te alegran el día.
Cuando el hogar es un lugar nuevo como me pasó a mí, una de las cosas más mágicas es compartirlo con personas de tu hogar origen. Porque cuando creas tu espacio en otro lugar del mundo se vuelve muy íntimo, creces de manera distinta, y vives muy a tu manera. Eso hace que a veces sea difícil compartirlo con otras personas que parecen formar parte de una realidad alternativa.
Si quieres saber más sobre mi experiencia en Edimburgo aquí tienes toda la información: https://laiawanderlust.blog/memorias-vividas/escocia-edimburgo/
Yo tenía muchas ganas de compartir ese momento de mi vida con mi madre, y finalmente lo conseguimos. Se embarcaron en un vuelo mi madre y su pareja con los padres de Martin y amigos de la familia, porque si hacemos algo lo hacemos a lo grande. Y vinieron a pasar cinco días, dos de ellos los aprovecharon para descubrir Edimburgo en un detallado planning que cree según sus gustos. Los otros dos días los dedicamos a un mini tour por las highlands escocesas. Y justamente ese pequeño viaje es el que vengo a compartir.
Si vas unos días a Edimburgo, quieres una experiencia muy escocesa alternativa pero tienes pocos días, la solución puede que esté en este post. Cuándo ir a esta parte del mundo es una de las preguntas más interesantes, en primavera verás campos con mucha alegría, en verano la temperatura es más agradable, en otoño los bosques se tiñen de colores ocres y, en invierno todo adquiere una sensación más reflexiva y misteriosa. Este viaje lo hicimos en febrero, tuvimos bastante suerte con el tiempo, pero eso es lo divertido del norte, es una lotería muy aventurera.
Itinerario:
Día 1
- Inverness
Nos despertamos muy pronto, y cuando digo pronto me refiero a las 5 a.m. Martin y yo recogimos nuestras cosas, acabamos nuestras mochilas y nos fuimos al aeropuerto a buscar la furgoneta que habíamos alquilado. El viaje se retrasó muchísimo porque no nos leímos bien la letra pequeña y tuvimos que hacer cambios de última hora. Por lo tanto atentos a todo lo que alquiláis y no os olvidéis que el lado correcto de la carretera es el izquierdo y, que el cambio de marchas está en el otro lado.
Partimos desde Edimburgo hacia Inverness, si no hubiésemos tardado tanto en recoger el coche hubiésemos ido al campo de batalla de Culoden (https://www.nts.org.uk/visit/places/culloden/ ), esa gran batalla entre ingleses y escoceses que acabó con el sistema medieval de clanes. Finalmente fuimos a comer a un restaurante típico escocés en medio del campo llamado Oakwood (recomiendo reservar), más abajo haré una crítica gastronómica.
- Torridon
Puede que fuese una de las mejores experiencias del viaje, todos lo infravaloraron pero todos se asombraron. El por qué es sencillo no es un lugar muy turístico, esta bastante escondido hay que conducir un poco y cuando estas en ello parece que te estés perdiendo. Pero cuando llegas el mundo se para, una gran naturaleza te quita el aliento, el lago, los árboles, las montañas, entre otros. Te hacen ver lo pequeño que eres ante el mundo, lo lejos que puedes estar fuera de tu zona de confort y lo que eso significa. Si yo no soy todo eso que me rodea en mi vida monótona, porque estoy aquí sin todo ello y sigo existiendo, ¿quién soy?

Tardamos una hora y media desde Inverness, al llegar aparcamos en el párquing del castillo/hotel Torridon Inn, la mitad del grupo se refugió en el súper recomendado bar del hotel tomando whisky, lo cierto es que son especialistas en el tema y tienen una gran variedad. La otra mitad del grupo hicimos un paseo de unos cuarenta y cinco minutos alrededor del lago y bosque, es bastante sencillo de hacer y pudimos ver las vistas del lago, cerditos del lugar y el precioso bosque que rodea el castillo. Al acabar todos nos reunimos en el bar del Torridon Inn, algunos con un vaso de whiskey y los otros con una taza de chocolate caliente al lado del fuego. La decoración del lugar es preciosa, un castillo que quita el aliento y un trato impecablemente magnífico del personal, no nos queríamos ir.
Torridon Inn – Si llegáis pronto ofrecen un Afternoon Tea https://www.thetorridon.com/eat-drink/whisky-bar/

Eilean Donan
Después de esa maravillosa sensación cálida que nos dejó el castillo, volvimos al coche muertos de hambre y listos para llegar al hotel donde pasaríamos la noche cerca del castillo que yo más deseaba visitar en toda Escocia. El viaje en coche fue intenso pero la aventura requiere pequeños esfuerzos que son sin duda merecedores de tiempo, el recorrido en coche desde Torridon era de una hora y cuarto. Nuestro conductor tuvo un lapsus momentáneo y cambio el coche al lado derecho, todos empezamos a gritar como locos al ver un camión aproximarse, tuvimos suerte que él es un experto conductor y pudo redirigir la situación a tiempo. Aunque todos lo recordamos como una situación graciosa es verdad que hay que ir con cuidado.
Llegamos a Balmacara Hotel donde nos sirvieron una rica cena, suelo reservar mis estancias en Booking, este hospedaje esta al lado del castillo de Eilean Donan y aunque modesto es muy acogedor. Después muchos se retiraron a descansar y los demás seguíamos ansiosos de aventuras, así que nos volvimos a subir al coche bajo la luna llena y fuimos a ver Eilean Donan en la penumbra de la noche. Cuando el castillo apareció a mi vista se me cortó la respiración, tan solo y tan bello flotando sobre el lago, remarcando su belleza, unas luces cálidas definen sus rectas y sus pocas curvas. Nos aventuramos más, bajamos del coche y paseamos hasta el lugar, después me fui felizmente a dormir habiendo cumplido un sueño.

Día 2

Nos despertamos en lo que parecía un largo letargo, bajamos al buffet libre del hotel y la verdad es que nos pusimos las botas (opciones veganas incluidas solo hay que preguntar por ellas). Fuimos hacia Eilean Donan otra vez con la intención de visitar su interior y aquí otra de las maravillas de Escocia, en muchos museos hay actividades para niños interactivas con el personal del lugar. Los niños aprenden preguntando a los vigilantes de cada zona que les explican historias y curiosidades como si de un cuento se tratase. El interior del castillo es impresionante, es de los castillos que he visitado, más bien ambientados, sobretodo por lo antiguo que es. Una audioguía me explicó cosas muy curiosas (e incluso los propios vigilantes me explicaron cosas) y mi asombro no cesó ni cuando volví a salir.
Uno de los libros que me llevó a escocia fue el libro de Megan Maxwell Deseo Concedido, el castillo protagonista es Eilean Donan y el clan McRae.

Isla de Skye
Estábamos cerca y no podíamos desperdiciar la situación, no vimos muchos de los puntos que yo quería ver, pero eso es genial porque significa que tengo un motivo más para volver. Dimos un sencillo paseo por la isla y todos sentimos una gran fuerza de la naturaleza en esta parte del viaje. Pudimos ver las típicas vacas escocesas que cariñosamente he apodado como vacas Bob Marley, me acerque mucho -para horror de mí madre- a sacarles fotos, y como buena vegana salí sin lesiones. Para visitar bien la isla de Skye se requieren por lo menos dos días, y como no los teníamos solo dimos un breve paseo por los alrededores.
Vaca Bob Marley Isla de Skye
Fort William
De camino a nuestra última parada antes de volver a Edimburgo paramos a una pequeña cafetería que encontramos en la Isla de Skye, allí tomamos un refresco y comimos algunos frutos secos preparados para continuar el viaje. Esta era una de las partes más largas del viaje tres horas, pero al parar a medio camino se hace mucho más liviano.
Fort William no es mi lugar favorito, pero tiene importancia turística, es decir, es famoso y por ello y por eso quisimos hacer una pequeña paradita. Dimos un paseo por el pueblo, yo me perdí un ratito dentro de una librería absorta por la gran cantidad de libros. Y me tome un café y un bollo en una cafetería vegana preciosa y pequeña que tenía un pequeño supermercado, el nombre era The Wildcat.
Finalmente volvimos a Edimburgo después de tres horas y media más de coche, muertos de cansancio y llenos de nuevas esencias que impregnaban nuestra alma por todo lo vivido. Días después aún sentían la dualidad de si valía la pena dar un paseo en coche tan intenso, ahora pasados los días e incluso meses no les queda ninguna duda de que el viaje valió la pena.
Crítica gastronómica vegana
Oakwood: la cabaña del cazador
Llevábamos muchas horas en coche y estábamos deseando parar en Inverness y saciar el hambre que la aventura había sembrado. Encontré este pintoresco lugar mirando muchas webs, llamé, reservé y, me preguntaron ellos mismos si había algún vegano. Entonces tuve la certeza de que había escogido bien, no sé si fue una conexión especial, o simplemente lo preguntan a todo el mundo, pero fue una señal o eso me gusta creer.
Desde fuera el local rosa no llama la atención, pero cuando entras dentro la decoración parece invitarte a un hogar de las tierras altas. Daba hasta la sensación de ser un refugio para cazadores, en la época en que cazar era sagrado y necesario por carencia de otros productos, un lugar donde se veneraba la presa. En estos tiempos modernos nos conformamos con sentir que los veganos eran aceptados. Nos avisaron que no tenian licencia para vender alcohol pero que nosotros podiamos traer el nuestro propio, mi compañero de hogar era somelier y nos fuimos en nuestra furgoneta con unos cuantos tintos de la Puglia.
No recuerdo mucho la comida, ni puedo dar nombres exactos porque fue hace mucho tiempo, cuando la idea de este blog era una niebla en un lugar escondido de mi mente. Pero recuerdo que nuestra comida fue llena de sabores, muchas verduras de temporada y texturas en contraste entre ellas. El highlander que lo regenta nos ofreció unos tés y yo muerta por el sueño le pedí un café, os prometo que si tomáis un chupito de ese café tenéis entrada VIP para el baño, es decir no os lo recomiendo. Él al ver mi cara vino riendo y me dijo «¿No sabias por qué nosotros siempre bebemos té? Nadie lo sabe hasta que prueba nuestro café.»
Hay experiencias que son más que un plato en la mesa y comida en nuestra boca, en este caso, la comida fue acertada y el contexto fue exuberantemente auténtico.
La guinda de la humanidad
Para mi todo este viaje me regaló vivencias humanas atesorables. Me ilusionó la primera vez que mi madre vio a un highlander tocar la gaita en kilt, me emocionó celebrar el cumpleaños de dos miembros del equipo en lugares tan especiales, me encantó ver disfrutar a algunas personas del famoso y sagrado elixir que es el whisky y, me emocionó hacer un Uc (grito tradicional de comunicación antigua en Ibiza) en medio del campo escocés con mis ibicencos favoritos, y pensar que puede ser que haya sido la primera.
Me enamoré de sus miradas cada vez que se ilusionaban como niños por algún descubrimiento o experiencia y, me fascina ver la llama que se enciende en sus miradas cuando piensan en esa aventura. Me cuidaron muchísimo durante esos días y ese fue para mi el precioso significado de la palabra equipo. Gracias.

Ahí quiero ir de luna de miel!!! Toda la ruta de los castillos, me encanta la historia y la cultura de Escocia, sin hablar de sus paisajes, encima ahora soy fan de una serie que te acerca más a esos parajes ( Outlander) gracias por este post!!!! Tus fotos geniales !
Me gustaMe gusta
Qué alegría! Es un lugar maravilloso para refugiarse en el amor, y dejar que la naturaleza sea un contexto muy especial. Muchas gracias y os deseo mucho amor.
Me gustaMe gusta