Bienvenida/o a un mundo feel good, el mundo Laia Wanderlust de libros es un lugar seguro donde venir a cobijarse y a sentirse bien. Voy a escribir como creo que siempre lo hago, con amor y romanizando la vida, usando unas gafas que pretenden ver el lado bello y dulce de la vida.
Escribo sobre mujeres que son mucho más que amantes y que son bellas y poderosas a todas las edades. Hay espacio para todas, para ser diferentes y sentir que estamos arropadas las unas por las otras. Para leer este libro te recomiendo ponerte cómoda/o, en tu ambiente agradable y de confianza y, confía en mí para llevarte de viaje a un lugar especial.
The Maiden Gala es el primer libro the la saga Triple Goddess.
Gala es una joven española que ha terminado la universidad, tiene un trabajo que le gusta y ha seguido los pasos que la sociedad dicta.
Desea encontrarse y sentirse independiente, quiere sentir que la vida le pertenece.
Ese es el motivo que la lleva a dejar Barcelona y a un nuevo amor, Hugo, atrás y viajar a Nepal con su mejor amiga para realizar un trabajo de voluntariado. Empieza así un viaje que expandirá su corazón. Y es que al salir de su zona de confort comprende el poder de su interior. Conocerá a mujeres que le mostraran el poder de la feminidad, la hermandad y la amistad. Se enamorará profunda y salvajemente de Elias cuando más fuerte y entera se siente. Pero el destino los sitúa en diferentes partes del mundo. ¿Será Gala capaz de elegir entre el amor o la independencia? ¿Es necesario elegir? El viaje de Gala más importante empieza cuando una anciana en las montañas de Nepal le narra un cuento de diosas que no va a poder olvidar.
BOOKTRAILER
El libro está disponible en tres formatos, tapa dura, tapa blanda y electrónico y se pueden comprar en Amazon. Aquí tienes una muestra del libro y pulsas «buy in Amazon» podrás acceder al libro.
OPINIONES
Leyre «¡Un descubrimiento! Compré el libro por una recomendación y me lo llevé a un viaje a Costa Rica, desde el primer momento me atrapó, deseaba llegar a el hotel a descansar para poder seguir leyendo. Un pequeña joya, muy recomendable. Sin duda hay que seguir de cerca a su autora, desborda talento y sabe como atraparte en la historia.»
Alicia «Un libro maravilloso que te engancha desde las primeras páginas. Es una historia con la que nos podemos sentir identificados fácilmente. En sus páginas refleja el amor, la amistad, el deseo, la profundidad y la espiritualidad. Lo volveré a leer sin dudarlo. Súper recomendado!»
Marina «He tenido el placer de leer este libro de una forma muy mágica… Laia ha hecho magia con cada página, creo que en este libro cabe un trocito de todas nosotras 💚 Solo tengo que decir que quiero más, ¿tendremos parte dos? La necesito!»
Viajar es prácticamente lo que hago, lo hago físicamente y también lo hago soñando mientras duermo. Pero he de confesar que también sueño despierta y mucho: soy de las que aunque defiendo vivir el presente no puedo evitar soñar con lugares increíbles y las cosas que quiero hacer en ellos.
Si escribo este artículo ahora es porque hay muchas personas que tienen planeado irse de vacaciones, y eso es una noticia buenísima porque pasar tiempo descansando, explorando, con la familia o solo/a son grandes momentos. Pero hay un tema que me empieza a preocupar: de los creadores de para navidad regalo un cachorro, viene… me voy de vacaciones y no sé que hacer con él. Y de esto voy a hablar hoy, pero no vengo a juzgar, sino que vengo a reflexionar contigo sobre el término familia y sus valores.
Recién llegada a nuestra vida
Hace casi cuatro años tomé una decisión, traer a mi vida un perrito; pasaba por un mal momento y necesitaba amor incondicional que yo no me sabía dar. La idea de tener una mascota es la manera superficial de decir: compañero de vida o familia, porque son lo mismo dicho de otra manera. Fui a casa de mi padre y Lecker era la perrita débil de una camada de muchos perros que tenía mi padre. Él y yo diferimos de cómo tratar y concebir a los animales, pero poco a poco él aprende de mí y yo mucho de él. En fin, yo fui un fin de semana a visitarle con la idea de mirar perritos, siempre lo hacía pero nunca me atrevía a adoptar ninguno porque yo quería viajar y muchas más cosas.
Pero esa vez fue diferente, fui y una perrita pequeña y delgada asomaba tímida junto con otros perros. Mi padre abrió la puerta y Lecker salió corriendo, se asustó de los demás perros y corrió a refugiarse a mis pies, se sentó en ellos y firmó un pacto conmigo de por vida. Era la primera vez que me veía y no me enamoró su belleza, o su raza, fue su innata respuesta de refugiarse en mí, pues yo me quería refugiar en ella. Entonces lo supe, yo la podía proteger y cuidar, y lo quería hacer. Puede que ella me quisiese a mi incondicionalmente.
¿De donde viene el nombre de Lecker?
Martin y yo nos miramos y él sabía que era definitivo, tardé mil horas en decidir un nombre. Martin le quería poner Tara y a mí no me gustaba demasiado para ella, quería ponerle Lekker que fue la primera palabra que aprendí en Utrecht cuando trabajaba. Significa “delicioso” y me la enseño un niño de cuatro años mientras se comía un sándwich de crema de cacahuete que le parecía el mismo cielo. Fue la inocencia del niño que me parecía la misma que la de la perra. Paralelamente Martin hizo un Erasmus en Munster y aprendió la misma palabra solo que se escribía y pronunciaba diferente, aun así sonaba parecido: lecker. Así que acordamos que yo elegía el nombre o concepto pero que Martin elegía el origen del lugar y por lo tanto como se escribía y pronunciaba.
Lecker
Lecker se adaptó muy bien a su vida en Barcelona
Era muy tímida al principio, sus hermanos no la dejaban comer mucho, entre otras cosas, pero que superó con amor y cuidado. Nació en el campo, en casa de mi padre, y vivió con Martin y conmigo en el centro de Barcelona en un piso. Dedicamos mucho tiempo a educarla nosotros mismos, la intención era de que sintiese que «casa» era un lugar donde relajarse, y que los paseos eran para descubrir mundo y relacionarse con niños, adultos y otros animales. Pronto empezamos a viajar, hicimos primero pequeñas excursiones con tienda de campaña y al poco tiempo Lecker ya se estaba acostumbrando a las largas rutas en coche. Gracias a entender ordenes o directrices básicas ella siempre volvía.
Luego volvimos a Ibiza donde, después de conocer las reglas de la ciudad, aprendió a entender las normas del campo. Cuando hacíamos viajes muy cortos la dejábamos con la familia o amigos, si eso no era posible nos la llevábamos. Más tarde nos fuimos a vivir a Escocia y nos planificamos muy bien para que ella viniese a vivir con nosotros, jamás dudamos de traerla con nosotros.
También se adaptó rápidamente a Ibiza
Esto lo cuento porque es posible, nosotros lo hemos hecho posible y seguiré luchando para que así sea. Hay un balance entre cuando sé que es mejor que se quede o que venga con nosotros, pero por lo general ella nos acompaña. Me quedó claro la capacidad de adaptarse de los animales el día que mi gata, que falleció hace ya tiempo, hubo que amputarle la pierna: salió de la operación moviéndose como si jamás hubiese tenido esa pata, con naturalidad y sin echarla de menos. Aprendí entonces la gran capacidad de resiliencia que tienen los animales.
Cuando dejo a Lecker con familia sé que en el fondo me percibe a su alrededor, sabe que voy a volver, y con amigos, aunque menos, también se siente más cómoda. Cuando volvemos está inmensamente feliz, nos echa de menos. Agradezco mucho siempre a las personas que se quedan con Lecker, porque para mí es un voto de confianza muy grande, pero a la vez Lecker disfruta mucho con otras personas y aprende a ser más sociable y ser más tolerante en otros ámbitos.
Viajes en que SÍ nos acompaña
Como ya habréis adivinado la hemos educado para que sepa viajar desde muy pequeña, llegó a nuestras vidas con cuatro meses y no hemos parado desde entonces. Puede que el mejor ejemplo que os podamos dar es cuando nos fuimos a vivir a Escocia. Fuimos en coche desde Ibiza, cruzamos los Pirineos navarros, subimos la costa atlántica de Francia, más tarde cruzamos Inglaterra y llegamos hasta Edimburgo donde vivimos seis meses ¿Cómo lo hicimos? Aquí os dejamos algunas imágenes del viaje…
Tiendas de campaña o camping
Nos quedamos a dormir en algún camping y la verdad es que es bastante sencillo, lo que más nos cuesta es que Lecker preste atención a saber dónde estamos en todo momento. Es algo que se practica, la clave es: tener un grito de encuentro que para ella es “aquí” o su nombre. Con la edad es más tranquila y ella misma entiende la importancia de saber donde estamos en todo momento.
Básicos de viaje:
Siempre tenemos una bolsa con su comedero y bebedero
Su comida y alguna chuchería
Correas y bolsita para heces.
Cuando fuimos a Escocia y por el frío añadimos un abrigo
Normalmente tiene tres collares: uno bonito de paseo, uno deportivo (no se mancha, es cómodo para moverse y resistente) y el nocturno (uno que tiene luz que se carga con USB y va muy bien para cuando estamos en la naturaleza o hacemos fiestas por la noche. Os aseguro que se ha salvado de algún atropello)
Placas: cada collar tiene su respectiva placa y en ellas está escrito: su nombre y por detrás mi número de teléfono y el de Martin con el prefijo de España (+34). Importante si la encuentra alguien de otro país o estamos nosotros fuera de España.
Esta fue la primera vez que fuimos de excursión con ella, se sintió tan libre que tuve por seguro que sería una maravillosa compañera de aventuras.
Hoteles y hostales que admiten mascotas
Encontrar hoteles, hostales o albergues que admitan perros es muy fácil con aplicaciones como Booking. En filtros tienen una casilla para encontrar lugares que “admiten mascotas”. No hemos tenido problemas, y si el perro está bien educado podéis estar tranquilos, si no es así nunca es tarde para empezar. Nosotros hemos dejado a Lecker en el hotel un par de horas y no ha ocurrido nada malo.
Transporte
Avión No lo hemos hecho nunca, pero uno de los motivos por los cuales nos interesamos en ella fue su tamaño, 8 kg máximo el peso máximo para viajar en cabina de avión. Tengo la esperanza de que mejoren los aviones para que perros más grandes puedan viajar seguros y con más comodidad. Estoy segura de que Lecker algún día viajará en avión y entonces os contaré la experiencia.
Barco Hemos viajado mucho en barco con ella: trayectos cortos donde tiene que estar en una jaula en el exterior (en ese caso nos hemos asegurado de dejarla cómoda y con todo lo necesario para que esté bien) y trayectos largos, cruceros de dos días (en ese caso Lecker estaba en nuestro camarote y aprendió a hacer pis en la cubierta que luego fregábamos). Por lo tanto es posible.
Coche El cinturón de seguridad es lo primero, lo compramos en Amazon y ha sido muy útil. Lecker tiene en nuestro coche una parte de los asientos de atrás con una tela por si va sucia, y su cama si el viaje es muy largo. Paramos cada dos o tres horas, ella puede hacer sus necesidades y beber un poco de agua, también pasear cinco minutos. Por lo general ha aprendido a relajarse cuando está en el coche y duerme la mayor parte del tiempo o mira por la ventana mientras escucha la música.
En Dover después de muchas horas en coche paseamos un largo rato por los famosos «White cliffs».
Viajes donde NO nos acompaña
Cuidado de un familiar
La primera opción es siempre la familia, primero porque saben lo importante que es Lecker en nuestra vida y lo segundo porque ella les conoce más y pasa tiempo con ellos, eso la tranquiliza y la hace sentir en casa. Normalmente me comentan qué tal está, me mandan alguna foto, etc.
Cuidado de amigos
También la he dejado con amigos y me miro muy bien con quién porque no todo el mundo sabe lo que es tener “mascota”. Sheryl es una amante de los perros como yo y es una de mis mejores amigas. Tiene a la adorable Kiba, una perrita un año mayor que Lecker con la que se ha quedado con ella un par de veces y, lo cierto, es que no dudaría nada en volver a dejársela.
Cuidado de alguien extraño
Nunca me he visto en situación pero si he sido la que ha cuidado de perros de una persona con la que no tenía relación. ¿Por qué? Pues porque le podía ofrecer a estos perros un hogar donde podían convivir con nosotros, campo donde caminar y disfrutar y la compañía de otro animal: Lecker. Bajo estas condiciones y si la persona me transmite confianza me lo plantearía.
Hotel
Es la última opción de mi lista, pero la utilizaría antes que el abandono. Tener una mascota no me parece caro, dependerá de las necesidades de cada animal. Pero como el abandono no me parece una opción si yo me puedo ir de viaje, Lecker merece al menos un techo y el compromiso de que voy a volver.
Viajes de larga estancias:
Protocolos: veterinarios, papeleo…
Irse con Lecker a otro país fue una decisión muy natural. En Barcelona conocí a un hombre que había ido por todo el mundo con su perro, desde Nueva York a Shanghái. Entonces me dije que si él puede yo también, pero ¿Qué es necesario?
Organización: si eres de España necesitas previsión; Unión Europea tres meses antes, fuera de la Unión Europea ocho meses. Hay muchas páginas que te dan la información de lo que necesita la mascota para viajar, solo hay que seguir los pasos y planificarse. Contar que si sales de Europa hay periodos de cuarentena (que es como si se fuese de hotel y varía según el país), papeles que hay que entregar (pasaporte del animal y otros) y cuotas que pagar, sin olvidarnos de alguna posible vacuna extra.
Para entrar a Reino Unido (aún en la UE) hablamos con nuestro veterinario que su puso al día en cuanto a requisitos. Le dimos a Lecker las vacunas normales de España y tres días antes de cruzar la frontera con Reino Unido paramos en un pueblo de Francia a darle el desparasitaje y que él firmase constando que Lecker era apta para viajar, es decir que estaba bien.
Mi reflexión
Para nuestros compañeros de vida, mascotas no es un término que me apasione, somos su familia. Nos esperan a lo largo del día, nos buscan, comen y duermen con nosotros y nos echan de menos si no estamos. Se alegran de vernos como nadie y cuando tienen miedo nos buscan y nos protegen, por ello merecen ser tratados como familia y abandonarlos no es una opción. Este artículo no trata de hacer sentir mal a alguien que se lo haya planteado, a veces todos tenemos pensamientos egoístas, pero estas palabras son el recordatorio de qué significas para ese precioso ser que tienes en tu vida.
O si por el contrario estabas agobiado/a con tus vacaciones, aquí tienes una pequeña guía sobre qué hacer y cómo proceder. Los animales son muy resilientes y creo firmemente que allí donde este su familia, ellos estarán bien. Con paciencia y educación podréis viajar con ellos, nunca es tarde para aprender juntos.
Sigo igual de vegana que el primer día pero… parece que no lo grito a los cuatro vientos como antes ¿Por qué? No quiero transmitir el veganismo mayoritariamente de manera negativa a través de videos horribles. Algunas veces hacen falta, pero mi mayor perspectiva es la de encarar este tema desde la positividad.
He pensado que la alimentación causa curiosidad, y que poco a poco me encantaría enseñaros como yo vivo mi vida vegana ¿Cómo? Pues con mis futuros videos de Youtube, con lo que publique de mi día a día en Instragram y también aquí en el blog. Me he dado cuenta de que a veces intento que mis entradas sean todas muy profundas y significativas, pero la vida corriente con toda la sencillez es una visión profunda; las decisiones que tomo cada día dictan qué tipo de persona soy.
Así que sin más dilaciones, hoy me gustaría compartir con vosotros mis productos veganos favoritos según el supermercado. Cabe decir que la mayoría son procesados y que en el día a día no hay que abusar de ellos, de hecho, aunque no soy nutricionista, me gustaría decir que intento que la mayoría de mi alimentación sea de alimentos no procesados: verduras, frutas, semillas, cereales y no sé si me dejo algún grupo más.
Las fotografías que adjuntaré son de cuentas de Instagram que se dedican a mostrar qué productos son veganos en estas tiendas.
Mercadona:
Soja texturizada: digamos que hace de carne picada; la uso en pasta, lasañas, empanadas… Solo necesita diez minutos en agua caliente y ya tiene la textura perfecta para cocinar.
Edamame: la opción más sana de la lista, mi tentempié favorito. Se hierven siete minutos en agua caliente con sal. Luego las pongo en un bol una vez pasado por el colador, le añado un poco de sal Maldon y copos de chille.
Seitán a la Piastra: lo corto en láminas pequeñas, luego lo caliento en el horno unos minutos y lo añado como toping en una tostada con aguacate ¡Es sin duda mi desayuno favorito!
Eroski:
Nutella: no es el supermercado que más visito, pero tienen un contrato con Veritas que sí es un supermercado que me encanta. Así que en las estanterías de sus supermercados tienen alguno de los éxitos de esta cadena sostenible ¿Mi favorito? Su nutella vegana, creo que no hace falta que explique cómo usarla.
Lidl:
Tortilla: es un procesado y si uno mismo la puede hacer casera mejor que mejor. Pero es una solución para un día de playa o un día que realmente no tengas tiempo de cocinar más… ¡Está riquísima!
Pizza de espinacas vegana: de mis favoritas, de masa fina y de muy buen sabor; lo tengo en el congelador para días en que no tengo ganas de cocinar. Lo dicho, soy humana.
Hamburguesa: esta es la mejor, es una buena alternativa a la Beyond Burger o Moving Mountains. Me encanta usarla en barbacoas o cuando vienen niños a casa e incluso si me apetece una noche americana.
Mayonesa vegana: la utilizo siempre para hacer mi ensalada de «atún» y alguna que otra cosa, pero como soy consciente de que no es muy sana no forma parte de mi día a día.
Espero que estas ideas os gusten mucho, si sabéis de otros productos increíbles comentadlo más abajo para compartir esa información con esta comunidad. Me encanta saber cuales son vuestros favoritos y juntos descubrir una nueva manera más compasiva y sostenible de ver la alimentación.
Siempre que veo un grupo de turistas mirar imanes con imágenes de Ibiza para comprar me pone triste. Probablemente no sepan que la mayoría están hecho en China y que no merece la pena. Hay muchas artesanías en Ibiza que merecen ser reconocidas y que son un regalo maravilloso para cualquier persona querida. No es que no queramos vender estas artesanías, pero el problema es que los turistas no suelen apreciar el arte y su valor para comprarlo.
No sé vosotros, pero yo prefiero regalar a menos personas, a las esenciales, algo valioso y auténtico -que van a apreciar por mucho tiempo-, que regalar a muchas personas algo comercial – que puede que lo conserven con amor o que simplemente piensen “otro imán…”-. Bueno, para gustos colores, pero en mi caso creo que comprar artesanías también significa apoyar a los artesanos del lugar que habéis visitado.
En este artículo mi intención es hacer una guía de los souvenirs más maravillosos que la isla tiene para ofrecer, y os aseguro que cada uno tiene un carácter diferente, una esencia auténtica y una intención maravillosa. Ibiza tiene muchas tradiciones que a simple vista no se ven, pero que rebosan cultura y pasión.
Lecker al lado de mi primera pieza de cerámica «Daphne»
Cerámica
Ya desde los Fenicios la cerámica era parte de la vida cotidiana de esa sociedad, que hasta la fecha, se ha conseguido mantener aunque cada vez pase más desapercibida y sea cada vez menos conocida. Solo hace falta visitar los museos de la isla para encontrar en algún rincón una muestra de este arte desvalorizado en cerámica. A día de hoy, aún es posible visitar alguna fábrica en la isla para poder ver los estilos que la isla aguarda, sus tornos y su belleza. También en estas fábricas y alguna tienda se pueden comprar tanto grandes como pequeñas muestras de este oficio tan antiguo: máscaras funerarias, estatuas de la diosa Tánit o el dios Bes, botijos…
Sa Taulera
Esta fábrica de cerámica conserva un horno antiguo convertido en pequeña galería de arte. A veces, hacen demostraciones para grupos y tienen todo tipo de souvenirs.
Comida
Sí, también la gastronomía es un punto fuerte de la isla. Se puede disfrutar de una gran variedad de platos basados en la vida orgánica del lugar, pero además también os la podéis llevar. Ya sabéis que yo soy vegana, así que siempre intento encontrar la versión plant based de estos platos.
Hierbas Ibicencas
Los más mayores llevan a sus hijos o nietos de paseo por la montaña en busca de hierbas salvajes que después maceran en botellas de cristal y beben en comidas familiares. Un sabor suave y aroma a bosque son los trazos que puedes llevarte donde quieras que vayas.
Sal de Ibiza
Las salinas es uno de los puntos más visitados de la isla. Sus piscinas se muestran como espejos en medio de la naturaleza y no solo reflejan el cielo hay también tonalidades blancas y rosadas de la sal. Ese paraíso se puede embotellar en sal y una vez estemos en nuestro hogar podremos recordar la belleza del paraíso de los flamencos con simplemente sazonar.
Ensaimadas, orelletes y flaó
Los postres que las abuelas hacen cuando hay comida familiar o tardes de domingo y donde los nietos van a visitar. Son esos entrañables recuerdos, dulces y familiares. Nos podemos llevar con nosotros.
Moda
Esta isla recoge muchos estilos de moda, pero los más auténticos son los que nunca se quedan out. Desde sanallons para llevarse a la playa (rediseñados en formato de bolsos, una artesanía que sin duda atrae muchas miradas), espardenyes que recuerdan a verano (sandalias de esparto que cada vez que las lleves en suelo arenoso sentirás la comodidad con la que te proporcionan) y la famosísima moda Adlib, con sus vestidos y prendas en puntillas y colores. La alegría de la isla puede quedar impregnada en cada prenda usada.
Esta fotografía de Clarissa Sophia nos la hicieron en un pequeño show para una feria de bodas en Ibiza. El vestido es de Tony Bonet y es una clara muestra del éxito «Adlib».
Arte bohemio
No es un secreto que la isla es la inspiración de muchos artistas, que usan sus paisajes y la vida en ella para crear piezas eternas. La expresión se plasma en diferentes lienzos, negativos, letras…
Pintura
Romanie Sanchez es una de las artistas que plasma la isla con cierto esmero en sus trazos. La belleza de su impresionismo reflejan el aspecto bohemio y la mente abierta de la isla. Sus pinturas no dejan indiferente en aquel que fija la vista lo suficiente como para anclar su alma.
Romanie Sanchez
Traspas y Torijano
Esta pareja son parte de la esencia de Dalt Vila y plasman su amor en ella no solo en la pequeña tienda que regentan, sino también con sus poemas e ilustraciones. Son un acto de amor hacia el lugar.
Traspas y Torijano
Joyas
Uno de los iconos más auténticos puede que sean las payesas, que aunque casi extintas a veces pueden verse andar por la calle con sus grandes vestidos, sus pañuelos y sus trenzas. Uno de los rasgos más característicos que ellas nos han dejado han sido las joyas, únicas en el mundo. Se pueden encontrar tanto en oro como en plata, aunque las originales son en oro.
ELISA POMAR
Cosmética
Una sociedad que quiere proteger la isla es la que predomina en el lugar y por ello son muchas las emprendedoras y emprendedores los que crean iniciativas para proteger la isla. En la cosmética se ve muy reflejado, la protección solar, las cremas hidratantes…
Bueno, después de toda esta información como siempre os animo a explorar y disfrutar de este lugar al que llamo hogar. Sentirse bien recibido es tarea sencilla, amarlo es inevitable, así que decidir qué te llevas para recordarlo es toda una responsabilidad.
Esta frase va primero porque a veces no se entiende bien, pero me he criado mayoritariamente en esta preciosa isla, y soy quien soy por ese motivo. Y eso queda claro en el momento que llego al aeropuerto de mi isla, ya sea porque he viajado de vacaciones o porque he venido de otro país donde estoy viviendo en este momento. El momento en que salgo del avión, me sube una adrenalina especial: una paz por sentirme segura en mi casa y una felicidad intensa de pensar en; mi familia y mis amigos.
Ibiza es el lugar al que vuelvo cuando quiero estar en casa, por muy Wanderlust que sea, me he nutrido en sus pueblos, ciudad, montañas, pinos y playas. Así como en Deltebre, que forma parte de mis orígenes y en mi interior hay algo de su alma, me siento muy afortunada de formar parte de estos dos lugares tan especiales.
En su momento colaboré con una página web para hablar más sobre Ibiza, y aunque ya no colaboramos juntos, creo que la información que compartí allí merece ser mencionada en este blog. Por otro lado, si os gusta mucho el tema de Ibiza, puedo continuar escribiendo en este blog más información interesante sobre el lugar.
¿Por qué lo hago? Mucha gente me lo pregunta, entiendo que en Ibiza reside un poco de secretismo entre los lugareños. Entendednos, han explotado bastante la zona y quedan pocos lugares tranquilos donde refugiarnos de los turistas. No significa que no nos gusten, solo que a veces se pierde el respeto por la tierra y los lugareños, por ello queremos preservar el santuario que Ibiza representa. Y también estar en paz. Aun así mi percepción difiere de algunos isleños, yo quiero que todo el mundo pueda disfrutar de algún que otro secreto, creo que así se atrae el turismo bueno y respetuoso. Esta intro de alguna manera es para pedir por ese respeto en caso de visitarnos, de esta manera serás muy bien recibida/o.
AQUí OS DEJO LOS LINKS DE LOS ARTICULOS QUE YA HAN COLABORADO:
Para mi no tiene sentido escribir un solo artículo de este lugar, voy a intentar explicar en diferentes momentos la belleza y el valor de este lugar. Así como yo voy a abrir mi corazón espero ganarme el respeto del turista que lea estas líneas y desee tanto como yo cuidar el tesoro que representa esta isla de Ibiza.
El lugar que hay visitar, el sitio que te va a engullir y encantar, las calles que te van atrapar y su arte que te va a enamorar. Todas esas sensaciones y muchas más son las que se viven en San Cristóbal de las Casas. Y si no me crees puedes ver el artículo que me inspiró este precioso lugar y que titulé como Oda a México. https://laiawanderlust.blog/2020/02/06/oda-a-mexico/
¿Dónde está?
El corazón representa San Cristobal de las Casas
¿Cómo llegar?
Nosotros cogimos un avión desde Ciudad de México hasta Tuxla Gutiérrez, allí contratamos en el aeropuerto un shuttle bus que nos llevó hasta la estación principal de autobuses. Entonces un taxi oficial nos llevó hasta nuestro hospedaje y para volver hicimos lo mismo.
Día 1: La noche cerrada
El taxi nos dejó en la puerta del que ha sido uno de los mejores hospedajes de mi vida: La posada del abuelito. Un lugar que me pareció lleno de amor en cada rincón, el jardín que te recibe parece hasta frondoso y cubierto por preciosas lucecitas, hay mesas con flores secas en cada rincón… Hay más, hay hasta un pozo de los deseos en un patio donde también hay hamacas y mesitas bonitas para sentarse, además la cocina tiene un aura especial.
Nada más llegar dejamos las maletas y fuimos a cenar ya que el rugido de nuestras tripas se podía escuchar desde las antípodas del lugar. Cuando empecé a andar por las calles una emoción desconocida me paró la respiración, empecé a sudar, a sentir una presión en el pecho que a la vez este palpitaba alocadamente y yo empecé a sentir pánico. Así que cenamos rapidísimo en el restaurante Todo Vegano -tienen el mejor kombucha– y le supliqué a Martin ir directos al hostal a dormir porque no me encontraba bien.
Pasadas las semanas una amiga me explicó que esta sensación que me embargó durante todo el viaje o se debía a una vida pasada que mi alma reconoció o estaba sufriendo el Síndrome de Stendhal:
Este síndrome es una situación anímica que se desencadena tras observar obras de gran belleza en una misma ciudad y durante un corto espacio de tiempo. También es conocido como el síndrome del estrés del viajero o la enfermedad de los museos. Los turistas que lo han sufrido aquejan taquicardia, sudoración, sofocación, tensión emocional, agotamiento y mareo.
Fuente: Diario abc
Día 2: San Cristóbal de las Casas
Por la mañana desayunamos tranquílamente deseando que no me volviese a pasar lo de la noche anterior. Martin fue a comprar comida para el desayuno y al volver dijo “carga la cámara he encontrado un lugar que te va a encantar” es de las frases más románticas que se me pueden decir. Así que después de unas tostadas y café fuimos a la carga.
En el Mercado de Santo Domingo, el más grande que he visto en mi vida, se respira autenticidad -recordemos que en este pueblo más del setenta por cierto de su población es indígena maya-. Los puestos son variopintos en mercancías, colores, sabores y olores. Desde comida, a un todo a cien, animales vivos y mucho más. No dejé de abrir la boca cada vez que veía a una octogenaria cargar una bolsa pesada con la fuerza de su frente, cuando una señora maya me sonreía sobre el reflejo de sus trenzas de colores me emocionaba. Bueno pues así anduvimos unas horas entre calles hasta que “creemos” las recorrimos todas.
Artista maya
Finalizamos la mañana visitando el museo de ámbar, la entrada es muy económica y las piezas de su interior son dignas de ser observadas. También aprendimos muchos consejos para comprar ámbar de buena calidad:
El ámbar de verdad es una resina y por lo tanto no pesa casi.
Si lo frotamos con los dedos y se calienta al olerlo huele a miel.
Si quemásemos el ámbar de verdad olería a incienso.
En todas las tiendecitas podéis pedir una luz ultravioleta que al enfocar el ámbar si éste es de verdad se pondrá blanco bajo la luz.
Tipos de ámbar:
Rojo: ha estado en montañas altas y ha recibido mucha luz del sol.
Amarillo: ha estado enterrado bajo tierra y no ha recibido mucha luz del sol.
Verde: en algún momento de su vida fue tocado por el agua.
Museo del ámbar
Más adelante os explicaré donde compré mis souvenirs.
Para comer fuimos al restaurante Jardín Tonantzin y pedimos enchiladas y tamales veganos, la comida sabía a auténtica y el ambiente también. En el momento del postre vino la dueña y nos preguntó que tal estábamos y si la comida nos había gustado. Un festín sin duda, pero luego le pregunté:
“Oye, perdona, este lugar es muy especial verdad, digo… místico o con mucha energía”
Ella me sonrió como si supiese perfectamente de qué hablaba y asintió con la cabeza. Sorprendentemente no me dijo nada más pero hizo un gesto que se notaba que callaba algo y yo sentía toda esa energía en cada poro de mi piel.
Por la tarde y después de una rápida siesta en el hostal fui a una pequeña tienda de cacao (Está en la avenida Diego Dugelay cerca del restaurante Todo Vegano), recordemos que los mayas también fueron muy famosos por su cacao. Y este es amargo con ganas, puro quiero decir, pero mira que yo entré chulita con mi “Yo estoy acostumbrada al chocolate de 85%”. No entendía de qué se reía el chico hasta que el cacao se deslizó por mi boca, una experiencia divina y que me devolvió a mi modestia. Si tenéis la oportunidad probad el bombón de maracuyá, es otro placer de la vida del que no deberías morir sin probar.
Por la tarde hicimos el free tour de la ciudad, pero otra vez puedo decir que ha sido de los mejores de mi vida porque me sentí muy acogida por todo el lugar y sus gentes. Vimos vistas únicas, vimos los pequeños rincones que escondían cuentos históricos, vimos atardecer en un centro cultural alternativo, fuimos a una coopertativa artística, nos dieron consejos buenísimos y nos llevaron a beber posh (una bebida alcohólica a base a de maíz).
Mercado de Santo Domingo
Día 3: Excursión al Cañón de los Sumideros, Chiapas del Corzo y miradores.
Nos despertamos tarde y después de desayunar preparamos el tupper con lo que habíamos comprado en Loving Hut y que sería nuestra comida para la excursión de ese día.
Un coche nos vino a buscar en el hostal y cuarenta y cinco minutos más tarde nos colocábamos unos sombreros en la cabeza, un chaleco salvavidas y subíamos a una barca llena de turistas. Recorrimos el río donde vimos cocodrilos, monos y sus crías, más animales salvajes y su explícita vegetación. Nos contaron sus historias marcadas por la historia y la situación actual de la región.
Mono araña
Al medio día nos dejaron dos horas para comer en el pueblo Chiapa de Corzo. Martin y yo paseamos por nuestra cuenta hasta encontrar un banco al lado del río, allí comimos la comida de nuestros tuppers, tomamos el sol y leímos, Martin sentado como mejor podía y yo tumbada apoyando mi cabeza sobre su regazo.
Por la tarde te llevan a diferentes miradores y ves unas vistas increíbles, pero yo estaba muerta del cansancio y muy mareada. Así que no lo disfruté nada, esta parte no la volvería a hacer.
Cocodrilo
Por la noche compramos unas salchichas de chipotle veganas en una tienda al lado de la chocolatería que he mencionado antes. Allí estuvimos hablando con unos chicos españoles y nos animamos a salir a tomar unas copas, fuimos al Café Bar Revolución que tenía música en directo, unos posh más tarde nos dimos cuenta que nuestra mesa era toda española y es más: nosotros éramos de Ibiza y los demás eran de Formentera y de Mallorca… el mundo es ya te digo yo un pañuelo de causalidades bonitas.
Cañón del Sumidero
Día 4: Maya Experience
Si preguntas en el free tour te pasarán el contacto de un guía muy especial, el único que tiene el beneplácito de los mayas para adentrarse en su territorio. Nosotros empezamos la mañana cuando nos recogieron en la posada del abuelo con una furgoneta que sería nuestro transporte durante toda la mañana.
La primera parada fue el pueblo de Zinacantán, allí nos explicaron algunas bases de la cultura maya y procedimos a entrar a una casa típicamente maya: las paredes de barro, la estructura puramente orgánica y una niña de 12 años sentada en el centro preparando tacos. Cristina se movía con gracia mimando los alimentos primordiales en su cultura; el maíz en su forma de torta. Cristina tenía los ojos grandes y mirada transparente, por las mañanas ayudaba a su familia con los turistas y por las tardes iba al colegio. El guía nos dijo “En una casa en la que la harmonía reine siempre hay tortillas calientes” y ahí estaba Andrea dominando el aura de su hogar, tan pequeña y tan poderosa. Detrás de mi cámara lloré otra vez, casi no podía disimular mis lágrimas porque todo me conmovió mucho. Luego nosotros hicimos nuestros tacos con lo que Cristina y su mamá prepararon sentadas en el suelo, para enraizarse a la tierra. Sus hermanas y tías estaban en el exterior trabajando con los telares de cintura y creando patrones preciosos, un bebe se alimentaba del pecho de su madre mientras esta trabajaba unos hilos de colores.
Cementerio
De la vida a la muerte. Nos llevaron a un cementerio, el más humilde que he visto en mi vida, allí se respiraba la esencialidad del ciclo “del polvo vienes y al polvo regresarás”. Y en un perpetuo silenció pedí permiso a cada paso para poder cruzar tumbas y aprender sobre la vida un poco más.
San Juan Chamula fue todo un reto, una iglesia católica se irgue escondiendo su interior: por un lado los santos católicos aguardan el lugar, por el otro las tradiciones mayas cobran vida. Telas invisibles de hojas de pino hacen de alfombra, pasarelas de velas iluminan el camino de sus feligreses y sacrificios animales (gallos y gallinas) son el idioma de unos dioses que han pasado por muchos pactos. La vegana en mí miraba a los ojos a los gallos, estos también buscaban en mi ayuda y no se la podía dar. No pude mirar su muerte pero me prometí seguir siendo activista, porque el amor los salvará y el mío ya lo tienen comprometido.
San Juan de Chamula
Comimos en Te quiero verde, se convirtió en uno de mis restaurantes favoritos junto al de la primera noche. Pasamos la tarde buscando todo los recuerdos que me moría por tener. Y es que pensé que a mas cosas pudiera llevarme más podría quedarme.
Día 5: No sé decir adiós
Nos despertamos pronto y desayunamos en la posada del abuelito mis salchichas favoritas de chipotle veganas con tostadas. Yo ya conocía a la familia que lo regenta y ya saludaba a Gabriel por las mañanas el hijo pequeño que rebosa felicidad.
No sé decir adiós y siempre hago un drama de ello, probablemente algún día aprenderé pero por ahora Martin me agarra del brazo y me llevó a comer un bombón de maracuyá. Acabamos las compras que nos faltaban y fuimos a la estación de buses que nos llevaría directamente hasta el aeropuerto. Y allí dije adiós, no en realidad aún no he podido.
Cruz Maya
La guinda de la humanidad: La pequeña reunión de almas
Estaba sentada el último día en la tienda de las salchichas de chipotle veganas, deliciosas esperando a Martin que había ido a buscar una cosa en la Posada del Abuelito. Mi cara debía ser un poema porque el chico de la tienda me preguntó si estaba bien. Y yo pensando: cómo le explico sin parecer tarada que las emociones me han engullido aquí, no se habla de esas cosas.
Y entonces empezó la reunión de almas, se dio cuenta de que me sentía conectada a este lugar y me dijo que él también había venido de vacaciones y que decidió quedarse. Que lo abandonó todo, incluso su trabajo por teléfono, plantó una semilla en mi cabeza, la posibilidad de quedarme. Me reí sola imaginando la cara de Martin al preguntarle si quería quedarse conmigo ahí de verdad. Pero al menos este chico había conseguido hacerme sonreír.
Entro una señora que yo llevaba viendo hacía días, paseaba con cinco perros obviamente sin correa porque eran super educados. Me contó que los iba rescatando y que si me quería quedar uno. La miré pensando “esta chica no me conoce no sabe que me lo plantearía de verdad” y ella me sonrío hablándome sobre la vida de ellos.
Yo ya me estaba montando mi historia en la cabeza cuando Martin entró al rescate de la Laia cuerda que tenía que coger un avión. Y me fui, pero que conste que el destino, el lugar y sus gentes ya me estaban montando una vida allí.
Desde el avión y a merced de la noche esta ciudad te deja sin aliento, su grandeza va más allá del espacio que ocupa entre montañas. Es mucho más difícil que describirla como una simple enorme ciudad, pero lo voy a intentar, voy a explicaros por qué Ciudad de México (DF) merece de vuestro tiempo.
Nosotros teníamos un motivo para ir: unos amigos nuestros se habían mudado allí y nos acogieron con todo el amor de esta pareja… bueno, de Christian, Maria y «Alexa», que fue motivo de muchas de nuestras risas y parecía formar parte de la familia. DF fue para nosotros nuestro campamento base, donde dejamos nuestras maletas grandes, pasábamos tiempo de calidad compartido con nuestros maravillosos amigos -incluso a veces con los amigos de estos-, y desde donde partíamos al resto de nuestros viajes por México.
Christian & Maria
¿Cuándo ir?
Cuando quieras, cualquier momento es bueno para vivir en la gran ciudad, y si digo eso es porque está entre las tres ciudades más grandes del mundo. Enero fue cuando estuvimos nosotros y su “invierno” puedo decirte desde ya que la temperatura es maravillosa, manga corta y camiseta larga fina durante el día y chaqueta de noche.
Transporte
Corta distancia: usábamos las bonitas piernas que la vida nos ha dado. El paseo en sí es enriquecedor y las calles se me antojaban salvajes -no por lo que probablemente se piense-, sino porque los grandes árboles tropicales, que nos mantuvieron horas embobados arrancan con sus raíces las propias aceras. Os lo digo de verdad, la naturaleza es muy poderosa y no me cabe duda que es muy consciente de su entorno.
Media distancia:bicicleta y no es una broma, aunque hay que ir con cuidado y esperar unos días para acostumbrarse al tipo de tráfico y comunicaciones culturales en él. La bicicleta es una manera muy liberadora de experimentar esta ciudad, ya sea porque has alquilado las bicicletas o usas el servicio público que la ciudad ofrece. La naturaleza que abunda en la ciudad es un precioso paisaje que observar mientras pedaleas. Las luces cosmopolitas, su arquitectura y sus murales convierten a DF en un museo al aire libre, disfrútalo si puedes pedaleando. Eso sí, vigila bien por dónde vas.
Larga distancia: nosotros usamos Uber y ya no sé si es ético o no y probablemente me lo plantee más adelante, pero este servicio, recomendado por nuestros amigos, fue la solución económica que necesitábamos cuando sobre todo íbamos al aeropuerto. Los coches estaban en muy buen estado, eran muy rápidos en su servicio, el interior limpio y los conductores toda una sorpresa en personalidad.
Cosas a tener en cuenta:
Ya he repetido en la publicación anterior cómo me sentí en México en general https://laiawanderlust.blog/2020/02/06/oda-a-mexico/ pero por si acaso aquí en este contexto de ciudad específico voy a mostrar algunos consejos:
Joyas: no sé si es algo cultural o de precaución pero nadie llevaba nada muy ostentoso o valioso encima. Yo seguí el flow y tampoco llevaba casi nada, eso me proporcionó mucha libertad y cambio de estilo, cosas positivas siempre.
Objetos de valor: cámaras y demás pues las llevaba guardadas y las sacaba cuando las necesitaba, pero la verdad es que este consejo lo daría en cualquier ciudad grande.
Pasaporte y DNI: sinceramente cuando viajas fuera de la Unión Europea (si vives allí) tu pasaporte es algo muy importante, así que yo lo guardaba siempre en lugar seguro, ya fuese en el hotel o en casa de mis amigos. En el primer caso aconsejo caja de seguridad. Encima siempre llevaba mi DNI por si la policía me pedía identificación en algún momento -que no pasó- y una fotocopia del pasaporte.
Capas de ropa: la verdad es que a lo largo del día, con manga corta y un jersey fino arriba estaba perfecta, aunque sí es verdad que si hacía un poco de frío siempre llevaba un pañuelo en el bolso. Si hace calor me quedaba en manga corta y por la noche, usaba abrigo siempre.
Aduana: dos horas de cola en el aeropuerto y bastantes preguntas después, mi consejo es que llevéis en una carpeta (o cartera) con los papeles que demuestran que tenéis un billete de vuelta y las reservas de los hoteles o lugares donde os vais a quedar.
Style: para no desentonar con la ciudad recomiendo el estilo sencillo que llevarías en cualquier lugar cosmopólita, esto no es la Riviera Maya; chanclas y sandalias no thank you.
Barrios que merecen ser visitados: Condesa, Roma y el Zócalo.
Día 1: Llegada a Condesa
Nada más llegar, y más si vas a pasar una temporada larga (un mes en nuestro caso), lo mejor es comprarse una tarjeta de móvil nacional. En el aeropuerto y después de pasar la aduana fue lo primero que hicimos: parar en Telcel o AT&T a comprar una, esto nos permitió pedir un Uber rápidamente y llegar a casa de nuestros amigos sin dilaciones.
Después de muchos abrazos y ponernos al día, una ducha más tarde y un vaso de agua después salimos a dar un paseo: primera parada el bosque de Chapultepec. Allí vimos una parte cerrada gratuita que tenía un hilo musical relajante y que pedía al visitante estar en silencio. Dentro había personas tomando el sol entre la naturaleza, escuchando la música, durmiendo o incluso leyendo -hay una mesa con libros que te prestan-. Ideas que me parecen fascinantes.
Después de comprar en mi primer puesto callejero un vaso de mango con lima y chili nos dispusimos a caminar por el centro. Después de recorrer mucha distancia entramos en un centro comercial, porque a mi me encanta ver el ambiente en ellos -esto me pasa desde que en Barcelona pasaba mucho tiempo trabajando en uno-, y tenía una curiosidad digamos que antropológica. Lo cierto es que había un cine, Jumanji en estreno y el jet lag que empezaba a chocar… así que sucumbimos a la tentación y pasamos un rato disfrutando de esporádicas cabezaditas en las butacas del cine.
Luego volvimos a casa de nuestros amigos -que ha partir de ahora llamaré simplemente casa-, y fuimos a casa de unos amigos de nuestros amigos. Él tenía un pisito en un lujoso bloque de pisos en Condesa, en el rooftop vimos el atardecer, nos explicaron cada montaña y edificio a la vista y yo tomé fotos porque no sabía gestionar tanto amor y buenas intenciones. Mientras el sol caía, nuestras conversaciones se tornaron profundas y arreglamos el mundo a brindis de cervezas y teorías de esta generación nuestra que intenta salvar el mundo.
Martin, Kevin & Christian Rooftop
Día 2: Xochimilco y Coyoacán
Día nuevo y otro precioso desayuno que Christian preparó para nosotros. Nos despertamos pronto para acompañarle a su trabajo, tenía una reunión en Xochimilco y nosotros aprovechamos para ir a dar una vuelta. Cierto es que estábamos bastante emparanoiados con toda la información que muchas personas nos habían contado sobre México en general. Íbamos con mil ojos y creo que cuando estás pensando tanto en tu seguridad atraes todas esas paranoias.
Canales de Xochimilco
Puedo decir que en Xochimilco fue donde más observados nos sentimos, puede que por la propia paranoia, pero también por las pintas de “guiris” que debíamos llevar. Eso me hizo sentir que este “barrio”, por llamarlo de alguna manera, fuese donde menos segura me sentí. Y dicho esto, no nos pasó nada. Llegamos hasta el embarcadero principal y allí alquilamos un tour privado (50 euros los dos) por dos horas en los canales de Xochimilco.
Allí con nuestro amable guía que también era el conductor de la barca nos explicó por qué hay una Venecia en medio de DF. Mientras estábamos en la barca muchos vendedores en sus propias barcas nos ofrecían comida, artesanías e incluso canciones. Nosotros compramos un pareo que hacían ellos mismos: la tela era un cactus cuyo nombre no recuerdo y los motivos bordados a mano eran aztecas.
Coyoacán es uno de mis barrios favoritos, pintoresco, tranquilo y precioso. Nada más llegar me sentí muy feliz, la primera parada para comer fue en el restaurante “Aura vegana”. Os recomiendo los deliciosos choricitos y tabla de quesos también y los summer rolls. Después fuimos hasta el museo de Frida Kahlo y nos encantó, el ambiente, la decoración, etc. Os recomiendo ver antes la película de Frida que se grabó en esta casa, os pondrá en contexto y apreciareis más la visita:
Museo de Frida Kahlo
Finalmente paseamos por las calles de este precioso barrio y visitamos el mercado artesanal que con su decoración navideña fue la guinda del pastel del día.
Día 3: Museo Antropológico de DF
Museo Antropológico
Desayuna bien y prepárate porque nosotros tardamos una friolera de seis horas en verlo entero. Sabíamos a qué nos ateníamos así que estábamos mentalizados, lo hizo fácil el hecho de que el museo en sí es una obra de arte y que los temas tratados son necesarios para entender este país con más perspectiva.
Consejos:
Desayuna bien y ve pronto: disfruta de las primeras salas que son la base de prácticamente la humanidad.
Tómate un descanso o bien tomando el sol en el exterior de la fuente o bien en la cafetería tomándote un café.
Continua y acaba con la planta baja, tendrás la cabeza muy opaca después de tanta información así que te invito a ir al restaurante del propio museo para un break.
Haz de una sentada la parte superior que es mucho más liviana.
Descansa haciendo la opción que no hayas puesto en práctica del punto número dos.
Seguro que hay alguna sección que quieres repetir, este es el momento.
Para desconectar de tanta información volvimos a casa por el bosque de Chapultepec, allí me paré en una librería y compré un libro de poesía de un escritor mexicano. Paramos en el lago y leímos un rato en voz alta -es algo que hacemos a veces, otra manera de conectar y da lugar a conversaciones sobre nuestros sentimientos y debates-, sobre poesía enfocada hacía la muerte. De vuelta a casa me agarré al brazo de Martin y continué leyendo un rato.
Una ducha después y pocas energías solo la palabra “taco vegano” me podía resucitar, Maria nos llevó a un restaurante muy humilde pero un must do de la gastronomía. El cansancio nos acabó por devorar y volvimos a casa a hacer la maleta y dormir, ya que al día siguiente nos íbamos a la Riviera Maya https://laiawanderlust.blog/2020/02/20/mexico-yucatan-quintana-roo-y-campeche/.
Día 4: Work day in a smart way
Escribir para vosotros -y para mí-, es algo que me apasiona pero también es una tarea que hago constantemente y encontrar tiempo durante el viaje fue todo un rol de organización. Así que aproveché los aviones, los ratos en que los demás dormían y las musas me visitaban y cualquier espacio de tiempo posible.
Cuando volvimos de la Riviera Maya otra vez a DF tenía una artículo pendiente así que nos despertamos pronto y paseamos por las frescas calles de la mañana mexicana. Tomamos un café en La librería Péndulo mientras escribía frenéticamente. Luego me perdí entre estanterías de libros de todos los gustos, colores y sabores. Para comer Vegamo es la clave del éxito, delicioso y saludable.
Día 5: Santuario de la Mariposa Monarca
Seis de la mañana, mochilas cargadas de snacks y una rápida parada a por un café para llevar, mi favorito Starbucks y me cuesta admitirlo porque la gente te etiqueta como superficial. Pero a mí me gusta su café de verdad, sobre todo cuando ponen caritas sonrientes o corazones en mi nombre. Soy así, me gustan los pequeños detalles.
Tres horas en el coche con nuestros amigos nos llevaron hasta el Santuario de la Mariposa Monarca, aparcamos fuimos al baño y compramos nuestras entradas. Un pequeño paseo con un desnivel muy ligero de media hora te lleva ante el espectáculo de la naturaleza más magnífico que pueda haber. Millones de mariposas reposan relajadas en los árboles, ante la brisa que mandan los cielos reaccionan en una ligera danza caótica de colores: el de sus alas y así puedes quedarte fascinado/a durante horas. En ese fino vaivén de colores, aleteos y tesoros, miras con un poco de envidia sana a aquellos agraciados que son el punto de reposo de las mariposas.
Fue un día intenso, comimos en el mirador que hay en el camino, allí hambrientos y ante la gran vista del valle y sus montañas devoramos unos sándwiches veganos que preparamos en casa, unas peras y algo dulce.
Por la noche fuimos a cenar una deliciosa pizza vegana en Utopía ya de vuelta en DF, os recomiendo la Poblana. Muy cansados después vimos en casa Chef Table en Netflix y disfrutamos de una noche juntos todos.
Día 6: Domingos de deporte y Superbowl
Nos despertamos pronto y desayunamos como solo los alemanes – Christian y Maria lo son-, saben hacer: con un montón de deliciosas cosas. Necesitábamos coger energía para nuestra actividad por la mañana: ir en bicicleta. Y es que en Ciudad de México todos los domingos de ocho de la mañana a dos del mediodía muchas calles se cierran y muchos trabajadores se dedican a permitir la libre circulación de las bicicletas. Es una manera muy eficiente de promover el ejercicio en familia y disminuir la contaminación durante un periodo de tiempo.
Así que pasamos horas en la carretera con las bicicletas, entre niños que aprendían a usarlas, gente en patines y patinetes, dueños que iban en bicicleta y perros que corrían al lado de estas. Acabamos la ruta cerca del jardín botánico, que aunque no era muy destacable fue un agradable paseo hasta llegar al castillo en Chapultepec.
Después de parar brevemente a escuchar nuevamente esas serenatas tan románticas que los mexicanos llevan en el alma, volvimos a casa a preparar la comida. Por la tarde dormimos todos una siesta como -ahora sí- solo los españoles sabemos hacer.
Pues por la tarde nos esperaba una super experiencia, vimos la Superbowl en los cines Cinemax, con cantidades ingentes de palomitas, patatas y todas las guarradas veganas que os podáis imaginar. Momentos llenos de emoción ya que defendíamos equipos diferentes: mientras Christian y Maria motivaban a Kansas City, Martin y yo vitoreábamos a San Francisco.
Pronto nos íbamos a dormir, al día siguiente nos esperaba otro avión, esta vez hacia Chiapas -Tuxla Gutierrez-, pero esta parte la explicaré el próximo jueves.
Día 7: Teoatihuacan
La gruta
Al volver de San Cristobal de las Casas a Ciudad de México no nos podíamos creer que volviésemos a España en dos días. Teníamos un gran sentimiento de pena y desconcierto, muchos sentimientos resonaron en este país y parecía mentira que nos tuviésemos que adaptar otra vez a un nuevo lugar.
Una vez visitados los mayas en el sur de México y los aztecas en Ciudad de México ahora les tocaba a los fundadores de todo, los indígenas que estaban incluso antes que los dos mencionados anteriormente: los teotihuacanos.
Para ello conducimos dos horas hasta el lugar que el propio nombre indica y estas son nuestras recomendaciones para una buena experiencia:
14:30 llegada al restaurante “La Gruta” si no tenéis reserva, suelen tardar media hora en darte mesa.
15:30h show en el restaurante de danzas prehispánicas y coloniales.
18:00h dirigirse hacia la entrada de los templos.
19:00h empieza el show nocturno (reservar con una semana de antelación mínimo)
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En este show podréis hacer un tour nocturno con audio guía que os sitúe en el contexto del lugar, un guía presencial os guiará también. Al final podréis ver una proyección increíble con música sobre el Templo del Sol que os explicará la historia con unos bellísimos audiovisuales. Consejos:
Llevad ropa de abrigo e incluso una mantita.
Id al baño antes, allí no tendréis mucho tiempo.
Reservad el tour nocturno e incluso el restaurante antes si podéis.
Día 8: Adiós México
Este día era el último así que repasamos en bicicleta nuestros lugares favoritos, fuimos al Zócalo a ver las ruinas aztecas y desde el rooftop tomamos unas bebidas refrescantes. Nos despedíamos del lugar con mucho apego, creo que me sorprendí a mi misma con el cauce de mis pensamientos y el amor que desarrollé por muchas cosas del lugar. Comimos por última vez en el delicioso Vegamo y fuimos a por las maletas, un Uber y directos al avión.
Esta vez me tocó en pasillo, a mi izquierda una señora anciana mexicana iba con su nieta en ventana. Íbamos con retraso y para la hora del despegue yo estaba viendo en mi móvil la película de Frida Kalho. Justo cuando empezábamos a coger altura y la silueta de la ciudad asomaba en un adiós yo escuchaba una de mis canciones favoritas “La Llorona”. Y no sabéis lo que lloré, los lagrimones resbalaban por mis mejillas de gratitud, la señora a la que me he referido anteriormente me mira y se pregunta por qué lloro, pero no habla, simplemente me mira y me sonríe con ternura. Casi como si me entendiese, todo el mundo parecía hacerlo excepto yo.
La guinda de la humanidad: cita con Uber
En uno de los trayectos hacía el aeropuerto nuestro conductor era un hombre muy delgado, con piel morena y suave con pelo cano y ojos antiguos. Se sentó en el asiento conductor y nos confirmó el lugar de destino, al cabo de unos segundos de silencio absoluto nos pregunto:
«¿Qué canal de radio desean escuchar?» -dijo el conductor-.
«El que a usted más le guste» -le contesté-.
«Uy yo solo escucho música romántica.» -dijo muy serio mirando al frente-.
«Eso sería perfecto.»
Y así es como tuvimos nuestra primera cita en coche con el dulce señor de las serenatas mexicanas, con amores imposibles, traiciones imperdonables y finales felices. Para mi fue uno de mis momentos más románticos con la vida.
Cuando nos recogieron del aeropuerto otra vez en Ciudad de México el conductor de Uber empezó a hacernos preguntas de cortesía sobre nuestra estancia en México: le explicamos lo que ya habíamos visitado. Él nos dio otra lista de lugares maravillosos que era necesario visitar y yo le miré pensando no me quedan más días para estar aquí, casi con desesperación.
Entonces dijo las palabras mágicas: “Habéis oído la leyenda de La Malinche” y para mi leyenda y mujer son un aliciente para tener toda mi atención. Entonces me contó la historia:
“Cuando Hernán Cortés llegó a estas nuevas tierras se enamoró de muchas cosas, entre ellas de una mujer. Su nombre era Malinche y hablaba varias lenguas indígenas, ayudó a los recién llegados a comunicarse con las tribus indígenas del país. Esto permitió que el encuentro entre los hispanos y los indígenas no fuese tan sangriento. Pero esta historia también va de amor: Malinche y Hernán se enamoraron y además se casaron, ella se quedó embarazada y todo parecía de color de rosa. Hasta que se enteró de que Hernán Cortés cortejaba a otras mujeres, dicen que entonces ella se volvió loca y que cuando concibió a su bebé lo tiró a un río. Pasados los años un gran sentimiento de culpa la inundó y una vez muerta ese sentimiento sigue manifestándose hoy en día. Dicen que cuando es de noche y las calles ya están abandonadas puede que escuches a una mujer gritando con desesperación: es La Malinche que grita por su desgraciada vida”.
El coche está a oscuras, la propia ciudad lo está. De fondo se escucha una lista de música que el conductor a puesto y que por el contexto de la situación le da dramatismo. Entonces el conductor nos mira directamente a los ojos a través del retrovisor y nos dice:
“Yo la he escuchado… y sus gritos te quitan el sueño” dice con voz profunda, Martin se estaba conteniendo la risa escéptica y yo estaba atrapada en la seriedad de la situación. Son esos pequeños momentos que la vida te regala, como si un mayor nos contase una historia de miedo y como buenos niños nos hubiésemos quedado pasmados. Toda una aventura viajar con Uber en Ciudad de México.
México lindo, lindo su paisaje, lindas sus personas y lindo todo lo que su sol baña. Este viaje va a ser dividido en tres publicaciones, esta siendo la primera se va centrar en un viaje durante diez días en la Península de Yucatán.
Lo cierto es que antes de llegar con el avión a su aeropuerto mis prejuicios me decían que era un lugar puramente turístico. Viniendo de la isla de la cual provengo no me llamaba la atención una destinación con las mismas vibraciones. Pero México es lindo y lindamente te va a sorprender.
Llegué desde las nubes y un mar verde fue lo primero que captó mi retina, mis pupilas se dilataron ante la selva más extensa que había visto desde hacía mucho tiempo. Mi corazón se estremeció de placer al ver que aún quedaban sitios tan salvajes y cuando bajé del avión y su sol bañó mi piel no pude más que sonreír hasta que me dolieron las comisuras.
¿Cuándo ir?
La verdad es que a gusto del consumidor: hay que tener en cuenta que aquí los meses de junio a septiembre hace mucho pero que mucho bochorno, es tiempo de mosquitos y de lluvias. Los meses de diciembre a febrero diría que son maravillosos, una temperatura perfecta aguarda en cada rincón de la península. También hay que tener en cuenta la época de huracanes de mayo a diciembre.
¿Cuántos días?
En mi caso fueron 10 días, pero lo cierto es que me hubiesen encantado un par más. Creo que en esta situación depende mucho de tus intereses.
Si lo que deseas es estar tumbado bajo el sol sin muchas complicaciones con una semana tus pilas estarán bien cargadas. Si lo que deseas es explorar la península necesitas mínimo 10 días para poder abarcar muchos lugares, no tendrás mucho tiempo de descanso pero será el suficiente para la aventura. Por otro lado, si quieres vivir todas las aventuras que aquí se pueden disfrutar creo que vas a necesitar más de 15 días, y ponle tres más de descanso en la playa.
Transporte:
Nosotros viajamos desde Ciudad de México con Vivaerobus -no es mi compañía favorita- pero si podéis viajar con Interjet mejor, os lo recomiendo.
Una vez aterrizamos alquilamos un coche con la empresa Avant Car, ellos nos vinieron a buscar al aeropuerto y nos llevaron hasta su compañía. Allí nos explicaron muy bien todo, el pago fue muy fácil (y es definitivo a diferencia de las otras compañías, donde no te muestran el precio final), nos dieron consejos de seguridad muy importantes y después recogieron el coche en el hotel.
Al final del viaje nos movimos en autobús -pues los taxis son muy caros-, desgraciadamente google maps no te ayuda en este viaje, pues no tienen señalizadas ninguna de las rutas que estos hacen. Nosotros preguntamos a los lugareños, hoteles, y junto con nuestro instinto llegamos a buen puerto.
Mimos en el coche mientras recorremos
Hospedaje:
Durante el viaje yo quería experimentar diferentes tipos de hospedaje, de hecho visitamos varias arquitecturas que especificaré durante cada día. Pero México tiene mucho que ofrecer así que no te lo pierdas.
Seguridad:
En Yucatán nos sentimos seguros todo el rato, la policía era muy amable y no tuvimos ningún problema. Si es cierto que impresiona bastante ver los controles en las carreteras o cuando te preguntan cosas, pero no tuvimos ninguna mala experiencia.
Cosas a tener en cuenta:
Tips y dinero en general: sobre el presupuesto que tengas para este viaje añade una cuarta parte más, pues siempre te van a ocurrir gastos extras como propinas -en todos lados presentes- o extras -muchos lugares añaden pagos extras cuando menos te lo esperas-.
Efectivo: son muchos los lugares donde no aceptan tarjetas (como la autopista), así que asegúrate de tener en efectivo lo que necesites, más vale que sobre que no que falte.
Gasolineras: mirad bien vuestro depósito de gasolina y tened localizadas las gasolineras cuando las vayáis a necesitar.
Hospedaje: el equilibro es la clave, creo que lo ideal es mirar si los sitios a los que queréis ir tienen mucha demanda. Si veis que es así no dejéis el hospedaje para último momento (lo mismo con las experiencias). Pero si no es el caso aconsejo dejarse llevar por la corriente, muchos días me entristecí por dejar atrás un lugar en el que me hubiese gustado pasar más días.
Día 1: Playa del Carmen
Después de alquilar nuestro coche decidimos que la playa era un buen lugar para empezar -lo cierto es que estábamos ansiosos por tocar las aguas caribeñas-. Para mala suerte nuestra en Playa Delfines había bandera roja y unas olas nada sumisas, de hecho metí un poco las piernas en la orilla y rápidamente me sentí arrastrada hacía el interior.
Así que tomamos un rato el sol y nos fuimos a nuestro hotel en Playa del Carmen, era viernes y había mercadillo artesanal y local en el H. Ayuntamiento de Solidaridad Palacio – lo podéis encontrar viernes y sábado– Está al lado de nuestro hostal, fuimos allí nos maravillamos con los puestos de comida -vegana también- y puestos de joyas y objetos artesanales preciosos. Bailamos un poco de salsa a la luz de la luna y nos fuimos a dormir pronto listos para el día siguiente.
No te lo puedes perder, una de las mejores experiencias del viaje, no me cansaré en decirlo. Xcaret es un parque de atracciones, tienen varios en la zona con temáticas diferentes pero creo que este es el principal y por el que aconsejaría comenzar.
Imitando a los pájaros que teníamos detrás.
Es un parque diferente a los que yo había estado hasta la fecha, dentro del recinto tiene diferentes rutas que te guían según la temática por diferentes partes del lugar. Los animales que allí viven han sido rescatados de la mano humana o se han criado directamente allí -la intención es reintroducirlos a todos en la naturaleza-, y mientras educan a los visitantes forman parte del escenario del lugar.
Mi consejo es el siguiente:
Llega pronto y ve primero a completar las atracciones de agua, mi favorita es la ruta en snorkel por el rio natural. A lo largo de la mañana se llena mucho y puede que no te dé tiempo de hacerlo todo.
Mira qué cursillos quieres hacer y organízate -ponte una alarma y no te olvides de llevar un mapa del lugar contigo para no perderte-.
Mira qué espectáculos quieres ver y sigue el mismo procedimiento que el punto anterior.
Divide las rutas a lo largo de la mañana y deja un espacio para la hora de comer.
Comida: nosotros te recomendamos que cuando compres tu entrada también compres tu derecho a una comida. El que más opciones veganas tenía para nosotros fue el restaurante La Laguna.
Por lo que más quieras no te pierdas el espectáculo maya del final, es la guinda del pastel perfecto. Llega pronto para coger asientos, diría que los mejores son los laterales quinta fila centro. Salí de allí con los pelos de punta de la emoción.
Esta experiencia no es la más barata pero sin duda es de las mejores, se la recomiendo a todo el mundo sin excepción, la vais a disfrutar muchísimo.
Nos despertamos pronto, desayunamos algo rápido de lo que nos sobró el día anterior y fuimos a la caleta Yal-ku estuvimos buceando en aguas no tan claras como las del Mediterráneo pero sí que vimos muchos peces preciosos de colores increíbles. Pasamos una mañana muy tranquila y agradable en las orillas de esta caleta, fuimos tan pronto que éramos los únicos. Pagamos una entrada (muy cara a nuestro parecer, de hecho se supone que nadie tiene derecho a cobrártela pero no nos pusimos a discutir con nadie).
Caleta Yal-ku
Primer cenote
Más tarde fuimos a los primeros cenotes de nuestra vida: Cenote dos Ojos, fuimos al pequeño primero y fue mi favorito. Primero le pedí a Martin que me grabase nadando, y como quería salir bonita no me puse las gafas así que no vi nada. Segundo me puse las gafas de buceo y me volví a meter al agua, cuando saqué la cabeza pegué un grito, no sabía que había allí abajo. Una cueva submarina muy oscura era lo que no había visto, me asusté muchísimo pero luego me quedé maravillada. Estuve como quince minutos sumergida de pie mirando como los buzos iban y venían por la cueva.
Para la hora de comer llegamos a Tulum, yo me encontraba muy mal, mi cuerpo se liberó de tensiones y tuve los peores calambres menstruales de mi vida como mujer. Pero bueno, los pasé en parte en una cama balinesa en la playa de Tulum con música en directo. Comimos una ensalada y unas verduritas a la brasa, sazonadas, como no, en chile y limón. Dos horas más tardes mi dolor era excruciante, no sabía en qué posición ponerme, así que le pedí a Martin que fuésemos a lo primero que se pareciese a una farmacia -no soy nada de medicarme pero ese dolor era horrible-. Quince largos minutos después yo no descartaba que algo estuviese matándome por dentro, llegamos a una farmacia y nos vendieron Espadiva -en veinte minutos me quitó todos los dolores-. Lo que es más, me llevé de vuelta a España las pastillas porque me parecia una aberración abandonarlas.
Tubohostel
Horas más tarde y en una zona horaria diferente llegamos a Xpujil (Campeche), el pueblo de noche daba miedo, pero lo cierto es que nuestro hotel estaba bien amurallado y lo recomiendo totalmente. Cuando llegó el día ya todo nos pareció mucho más normal. La noche tiene estas cosas, de hecho yo siempre digo que tengo reservas cuando llego a algún lugar de noche, todo parece más misterioso u oculto. También puede ser que haya visto demasiadas películas o series y que Netflix esté expandiendo mi capacidad de paranoia. Después de una ducha rápida nos fuimos a dormir, la aventura del día siguiente era muy importante para Martin y necesitábamos fuerzas.
Hospedaje: hostal tipo americano muy barato pero seguro e higiénico. Hotel Xpujil.
Día 4: Los secretos de Xpujil
Calakmul desde el rooftop de un templo
Veinte minutos hasta la entrada y su primer pago, cuarenta y cinco minutos después selva adentro y otro pago más te deja en el parque de Calakmul. Y aquí señoras y señores podrán ver restos arqueológicos mayas. Vinimos a estos porque Chitzen Itza nos parecía muy lleno de turistas, y nos apetecía un poco de aventura. Así que nos fuimos hasta Calakmul, en el interior de la selva tropical, para experimentar la belleza más salvaje y antigua. Planeamos una caminata de cuatro horas (hay otras más cortas), pero creo que hicimos menos, vimos templos casi engullidos por la naturaleza, templos erguidos ante el mismo sol y ciudades sin caparazón – es decir podías ver la estructura como si fueses un/a explorador/a-.
Después de comer unos sándwich mirando a nuestro alrededor por si un puma aparecía, fuimos a una cueva escondidísima (te dan las instrucciones en el hotel) en la que podrás observar a las cuatro y media de la tarde como tres millones de murciélagos en siete diferentes especies salen de la misma a buscar comida. Un espectáculo de organización, algún murciélago despistado que cayo sobre mi cabeza, otro que chocó con los genitales de un señor… pero vamos que dos de tres millones no está nada mal.
Nosotros siempre llevamos con nosotros nuestro GPS marca TomTom que nos ha salvado de alguna que otra situación que nuestro móvil no ha podido. Pero después de todo ese día de sensaciones increíbles Martin estaba muy cansado y aún nos quedaba conducir hasta Bacalar. Nos equivocamos poniendo la dirección del hotel en el GPS y acabamos metidos en una especie de “feixa” enorme donde se encontraban pueblecitos muy humildes. Como he dicho antes la noche no ayuda a verlo todo más bonito a veces, así que alucinamos un poco en como había aldeas de treinta habitantes y todos ellas tenían un techado para jugar a básquet.
Once de la noche, llegamos por fin a Bacalar, una manada de perros salvajes nos recibieron y yo los habría adoptado a todos. Martin me cogió del brazo más de una vez diciendo “No ves que no…” y yo pensando: “¡Ay! Serian unos hermanos maravillosos para Lecker”. En fin, esté hostal era bastante único: dormíamos en tubos. Nos pareció una idea muy divertida, hasta que me tuve que poner el pijama y el suelo era como un tubo gigante, la logística era un poco complicada. Pero estaba tan cansada que me vestí de cualquier manera y me dormí en segundos.
Hospedaje: dormimos en cabinas independientes de baños compartidos, ambiente juvenil y dormíamos en tubos. Kulu Tubohostel Bacalar – https://kulu-tubohostel-bacalar.hotelmix.es
Día 5: Laguna de Bacalar
Cuando Martin y yo viajamos nos encanta verlo todo así que no paramos, en viajes tan largos hay que gestionar la energía muy bien o se acaban sufriendo malestares. Así que después de toda la energía gastada los días anteriores, en Bacalar nos lo íbamos a tomar en calma.
Laguna de Bacalar
Bacalar es uno de los lugares en los que me hubiese gustado estar un día más, pasamos toda la mañana en la laguna -pagamos una entrada de 100 pesos p/p (5€)-, estuvimos un rato tomando el sol, yo escribiendo, Martin leyendo y cuando nos cansamos cogimos nuestras gafas de buceo y caminamos por el lateral corriente arriba. Las aguas más azules que he visto jamás, el fondo es blanco, hay unas piedras que actúan como la posidonia del Mediterráneo y deja el agua limpia. Después de andar quince minutos simplemente nos pusimos las gafas y nos enganchamos como un tren -Martin se agarró de mis tobillos y yo me dejé llevar por la fuerte corriente-, acabamos donde todos estaban tomando el sol. Fue maravilloso ver el sencillo fondo y relajarse dejándose llevar por la corriente. Al final nos tumbábamos en unas hamacas en medio del agua y nos relajamos allí una rato hasta que yo empecé a hacer el tonto colgándome como un mono de la hamaca y decidí que el sol ya me había dado suficiente en la cabeza.
Mango y Chile
Tenía un hambre voraz, me apetecía mucho fruta y comer algo vegano rico. Así que fuimos al restaurante Mango y Chile y allí bebimos batidos de frutas maravillosas y compartimos una hamburguesa y tacos.
Una cosa que nos caracteriza a Martin y a mi a la hora de salir a comer es que siempre compartimos platos. El se pide uno y yo otro, nos comemos la mitad del nuestro y luego cambiamos, así probamos más platos diferentes y tenemos excusa para discutir quien escoge mejor -obviamente yo-.
Por la noche llegamos a Mérida y nos fuimos a dormir muy a gusto.
Hospedaje: hotel de estilo colonial influencia de cuando los españoles llegaron a la zona. El Gran Hotel – http://granhoteldemerida.com/mx/
Día 6: Mérida
Nos despertamos y paseamos por las calles aún dormidas de Mérida, desayunamos en un pequeño local muy bonito, antes vegano ahora ya no, pero nos adaptaron y crearon algún plato para que pudiésemos comer -linda gente mexicana-.
A eso de las diez nos apuntamos a un bus tour llamado “Carnavalito La Gua Gua” (6€ si compráis los tickets en taquilla ya que por internet te cobrarán el doble) -no solemos hacerlo pero el colorido de este era tan autentico que prometía ser diferente-, nos dimos cuenta que nada era muy antiguo allí si lo comparamos una ciudad media europea, pero nos pareció muy interesante como explicaban las cosas.
A la hora de comer fuimos a Apapacho un restaurante vegano que además es un museo de murales, tiene una librería feminista y una tienda pequeña de productos naturales. Probamos el mole – una salsa a base de cacao-, que no nos gustó mucho, tendremos que probar más, pero la demás comida estaba exquisita.
Por la noche paseamos un poco más y nos fuimos a dormir, el día siguiente nos esperaba otro pueblo.
Si hubiese tenido más presupuesto les hubiese comprado algo. Todo a mano y verdaderas piezas de arte.
Día 7: el descanso de la guerrera
Cenote Samula
¿Sabes cuando encuentras una cafetería que te encanta, te hace sentir cómoda y la comida está buena y al que vuelves muchas veces? Pues eso nos pasó en Elela Vegan Organic mientras estábamos en Valladolid. Por la mañana vistamos el cenote Samula y nos bañamos un rato allí.
Después fuimos al hotel que fue más una experiencia que un simple hospedaje, el Hotel Zentik es un pequeño secreto: es rústico a la vez que costero. Pero aún más que eso digamos que tiene hasta una leyenda por la que podéis preguntar en recepción. También hamacas por todos lados, habitaciones preciosas y perfectas para un retiro y hasta zona nudista. Pero mi parte favorita esta abajo, en la cueva, una gruta artificial pero maravillosa de agua caliente.
No os voy a contar la leyenda porque hay que vivirla pero solo os diré que por la madrugada me levante, busqué la magia del lugar y más tarde me metí sola en la cueva. No había nadie, fueron cuarenta y cinco minutos de meditación profunda, donde mucha información de futuros proyectos aún secretos se desvelaron.
Delicioso desayuno, maravilloso servicio y sensaciones de relax nos hicieron sentir muy a gusto. No hace falta decir que dedicamos todo el día allí, entre el relax y los pequeños impulsos de saltar al agua de la cueva o de la piscina.
Este fue el día en que realmente visitamos el lugar, paseamos por sus calles y poco más. Lo cierto es que con medio día tenéis suficiente según mi punto de vista. Si es de noche mucho mejor, porque hacen una bonita proyección en la fachada del Convento de San Bernadino de Siena y hay una calle perpendicular a este que de noche se llena de vida, tiendas bonitas muy auténticas donde comprar suvenires y restaurantes donde cenar y bailar con música en directo.
Convento de San Bernadino de Siena
Día 9: Holbox 1.0
Pronto por la mañana Martin quería ir al cenote Zaci a bañarse un rato, está en medio de la ciudad y solo costaba dos euros. Después y en nuestro coche de alquiler subimos hacía Holbox, dejamos de respirar durante media hora, pues nuestra situación era: depósito en reserva y la gasolinera a treinta minutos. No sabéis la angustia que pasamos pero fue ver llegar el cartel luminoso de gasolinera y una bocanada de aire salió de nuestros pulmones. Nosotros que ya estábamos gestionando la logística de “Bueno pues tu te quedas en el coche con las maletas y yo voy corriendo hasta la gasolinera” Obviamente la de correr no era yo.
Calles de Holbox
Después de llenar el depósito llegamos hasta Chiquilá, allí se aparca el coche en un parquin vigilado y caminamos diez minutos hasta el ferry que nos costó 200 pesos por persona por trayecto (10 euros). Treinta minutos después llegamos a la isla y vi el cielo, casi literalmente: porque la sensación es justo esa que estás buscando cuando quieres ir a una isla con gente pero, la justita para que no pierdas el punto paradisiaco.
Comimos en un restaurante que no os voy a recomendar y después de hacer el check-in en el hotel fuimos directos a la playa. Paseamos un trozo, hablando reconectando mucho -echaba de menos hablar con Martin sobre tonterías que nos importan y planes de futuro que nos ilusionan a los dos-. Al final veíamos la puesta de sol desde un chiringuito con música en directo “Rock británico” muy Martin style y allí pedí un “Margarita para la señorita”. La puesta de sol estaba en su color perfecto, unas tonalidades doradas que iluminaban hasta la arena, así que como el buen rollo estaba en el aire me levanté y saqué a bailar a Martin -nadie más bailaba pero nada más importaba-.
Por la noche después de cenar unos noodles de verdura paseamos por el pequeño pueblo, bailamos en un bar al aire libre y llamamos a un taxi que son como carritos de golf. Le pedimos que nos llevase hasta Punta Cocos para ver la bioluminiscencia. Nos quedamos con el número de teléfono del taxista para que nos viniera a recoger -teníamos número de teléfono mexicano-, ya que éramos los únicos en la playa y no había tráfico ni nada. Cuando llegamos a la orilla no vimos nada especial pero un regalo de la naturaleza que no sabría explicar científicamente nos esperaba -os lo resumo en que cuando hay olas y esta muy oscuro allí se puede ver luces en el agua-. Nosotros llegamos al final de la temporada de este acontecimiento así que en principio no vimos nada porque no había olas. Pero Martin se desnudo salto al agua y se puso a saltar como un niño pequeño, del agua que chocaba con su piel pequeñas chispas de luz resucitaban y yo miraba el espectáculo desde la orilla. Después el taxista nos vino a buscar y volvimos al hostal a soñar con el día siguiente.
Playa Holbox
Día 10: Holbox 2.0
Nos despertamos y fuimos a Clandestino Café una maravillosa cafetería a beber un riquísimo latte de avena y comer unas deliciosas tostadas de aguacate. Escribí durante un rato ya que la inspiración me atacó mucho durante este viaje. Más tarde fuimos desde nuestro hostal hasta Punta Mosquitos andando, mi parte favorita fue andar en el agua que te llegaba hasta las rodillas. Os recomiendo ir pronto para ese efecto sin turistas, Martin y yo estuvimos hablando largo y tendido sobre uno de los proyectos que me tiene muy ilusionada y la recompensa fue llegar al paraíso. Nos tumbamos muy a gusto en la arena casi blanca, remojados en el agua turquesa y medio secos por el cálido sol y así estuvimos un rato hasta la hora de comer donde fuimos a El Encuentro.
Punta Mosquitos
Un par de horas más tarde estábamos en el ferry de vuelta a nuestro coche, tristes por dejar Holbox y el paraíso que suponía. Pero estábamos deseosos de continuar el viaje, un par de horas después estábamos en Cancún en un muy bonito localizado cerca de la estación de autobuses principal de la ciudad que nos daba libertad… nos duchamos y nos fuimos a dormir. Al día siguiente nos esperaba una gran aventura.
El Encuentro
Día 10: Submarinismo en Cancún (MUSA) y el seísmo.
La emoción hizo de despertador. A las ocho estábamos en pie y a punto de desayunar, fuimos hasta el punto de encuentro acordado y vinieron a recoger el coche -nos despedimos hasta con pena de nuestro fiel carro-, y entramos en las instalaciones preparados para rellenar papeles.
Nosotros ya habíamos buceado en Ibiza antes (bautizo), porque así ya teníamos la confianza de hacerlo con un poco más de soltura ahí. Y la verdad es que se notó la diferencia, porque nos movimos como peces bajo el agua, un buen instructor nos dio muchas recomendaciones buenas y juró por su honor que no nos iba a abandonar en ningún momento.
Di lo que se llama el paso de gigante y el agua inundó todos mis sentidos, de repente me sentí muy liviana y seguí la cuerda hacía abajo haciendo compresiones en mis oídos. Bajamos diez metros y yo jugando a ser una sirena de H20. De repente el agua se sentía hogar y las estatuas empezaron a aparecer a nuestra vista, no puedo explicar el respeto que me vino en el alma cuando las vi allí entre corales nuevos y caras fantasmales. Toda estatua con una historia y como si fuesen los restos del la misma Atlántida. Los cuarenta y cinco minutos más rápidos de mi vida, de repente ya volvía a estar en la lancha.
Segunda inmersión, el arrecife chico, pero de pequeño nada, rocas con miles de especies animales y corales que no había visto jamás. Bancos de peces a los que me sentí atraída a nadar con ellos. El monitor me paró, gracioso que yo ya me sentía tan en casa. De repente un ruido como si una gran lancha pasase por encima de nosotros llamó nuestra atención, miré hacía arriba “nada”. Dos segundos después un banco de peces pasó “volando” por nuestro lado, digo eso porque en un segundo los vi y dieron dos aletazos y ya no los vi. El monitor, Martin y yo nos giramos asustados pensando que venía un megalodón. Pero otra vez nada.
Después de otros cuarenta y cinco minutos ya estábamos en la lancha otra vez y la primera pregunta que nos hacen es :
“¿Lo habéis sentido?”
“¿El qué?”
“El seísmo, viene desde Cuba y ha atravesado Isla Mujeres hasta también nosotros”
Mousse de chocolate
Pues imaginaos la cara nuestra: incredulidad, nosotros tan tranquilos y ahí un seísmo.
Una vez en tierra el hambre nos atacó, ya sin coche usamos el autobús hasta llegar al restaurante Veggie 2 Go donde comimos. Al llegar al hotel nos duchamos a duras penas y nos tumbamos en la enorme cama, vimos películas lo que quedó de tarde y nos fuimos a dormir.
Vegan Hot Dog
Día 11: Gracias Yucatán, Quintana Roo y Campeche
Por la mañana nos desperezamos, subimos a la piscina pasamos allí un rato y nos fuimos a la estación de autobús con dirección al aeropuerto. Lo que más pena me dio fue despedirme de la jungla y de su naturaleza más salvaje. Como ya he dicho miles de veces las despedidas no se me dan bien, pero los recuerdos se graban en mi mente para siempre.
La guinda de la humanidad
Hay tres cosas que me pasaron en este viaje que quiero mencionar con mucho amor.
El primero fue en Caleta Yal-ku. Mientras Martin y yo intentábamos ver que nos ocultaban las profundidades marítimas vino un grupo de turistas con guía. Él, al vernos intentando mantener el equilibrio en una roca mientras limpiábamos las gafas de buceo -quien dice limpiar dice escupir saliva en ellas para que no se empañen-, se ofreció a ayudarnos a limpiar las gafas. Yo ya tenía miedo que fuera a escupirme en las gafas pero arrancó unas hojas del manglar que teníamos al lado, se las metió en la boca y empezó a masticar. Entonces puso una cara de asco y repulsión y se puso a despotricar como un marinero del mal gusto que tenían las hojas. Luego restregó el jugo en nuestras gafas y nos las devolvió. No hace falta decir que no se nos volvieron a empañar.
Lo que quería destacar es que no éramos de su grupo, el no tenía por qué pasar un mal rato masticando aquello y tampoco nos pidió propina. Lo hizo porque quiso y lo hizo desde el buen rollismo y la simpatía. ¡Qué lindo es México y qué bonitas son sus gentes!
La segunda historia fue en Bacalar. Por la mañana fuimos a desayunar, nos prepararon un desayuno vegano improvisado muy rico y nos sentamos en una de las mesas bajo el sol. Una señora en la mesa de al lado lleva chaqueta y yo voy en tirantes, la miro me mira y le sonrió. Tres segundos más tarde empezamos una conversación sobre el tiempo y lo diferentes que somos a la hora de tolerar las temperaturas. Para mí era verano para ella era invierno. Cuando supo que era española me pidió consejo porque venía a Europa y no sabía por dónde pasar desde Portugal a Bruselas, yo he hecho la mitad de ese viaje así que entablamos una conversación sobre ello a la que se unió el dueño del hostal.
Momentos bonitos entre lugareños que me hicieron feliz y me aportaron mariposas en el estómago.
La última historia que os quería contar fue en Cancún. Martin y yo estábamos comiendo en un restaurante vegano muy escondido y apareció una mujer y su marido cantando. Pedían propina por ello, nosotros ya de bajo presupuesto les dimos algo. Yo estaba un poco incomoda porque éramos los únicos en el restaurante y no les íbamos a dar mucho, intentaba centrarme con la comida pero de repente ella cantó. Tenía una voz preciosa, y me dio tristeza no reconocérsela, cuando acabó la mire, sonreí y aplaudí.
Entonces me di cuenta que ella estaba nerviosa y que estaba pasando un mal rato, supongo que se sintió comprendida por mi reacción y se lanzó a mi en un largo abrazo y me dio las gracias. No sé que reflexión hacer de esto pero supongo que tiene algo que ver con el apoyo humano, femenino y simplemente con el amor.
Gracias. Por el calor, por la vida salvaje y por ser simplemente así.
Tengo una libreta preciosa verde llena de garabatos y una lista en bruto de cosas que os quiero hablar. Pero no puedo. Estoy aquí sentada en una hamaca en el hostal más tierno de la historia, comparto jardín con otros huéspedes y estamos todos en un harmonioso silencio acompañado. Un señor mayor cojea con su pizza y me pregunto si se sentirá solo, la chica que esta a mi lado está tan cómoda que se está quedando dormida y hay dos chicos sentados en la mesa llena de flores que no paran de crear algo en una libreta. Uno de ellos le escribe a su abuela que acaba de fallecer lejos, yo le he dicho que es especial que esté en este país donde la muerte es algo tan bonito. Delante de mi hay un pozo de los deseos y yo ya sé cual pediré: volver.
De alguna manera fui criada en base a los sentimientos, o estos me salvaron de un mundo a veces con demasiadas sombras. Pasé mucho tiempo escribiendo cuando era pequeña y luego llegó la adolescencia y me bloqueé. Dejé de escribir, la fuente de sabiduría interior que siempre me había acompañado parecía seca y mi creatividad no era más que una hierba mustia en el suelo de la fuente. Esta igual es una manera muy poética de decir que simplemente estaba aprendiendo lo que la sociedad quería de mí y yo me estaba esforzando mucho en pertenecer, a todos, excepto a mi misma.
Llegaron momentos más duros -como a todos nos pasa- en los que mi modo de supervivencia activó un instinto muy primitivo “la huida”. Viajar se convirtió en mi manera de alejarme de lo que me dolía, me sentía muy conectada a la naturaleza, las personas y el aura de lugares lejanos. Un rasgo muy característico en mí que igual no digo en voz alta -hasta ahora claro está-, es que siempre he sido por naturaleza antropóloga. A veces me quedo embobada mirando a alguien, observando como se mueve, como reacciona, y como interactúa con su entorno. Esto me ha servido mucho para “calar” a las personas, para sentirme atraída a ellas o aprender a ser mejor persona aunque, como todos también, me he llevado sorpresas no tan buenas. Pero a día de hoy viajar es mucho más: son las ventanas que el mundo me abre y que su imagen refleja quién soy. ¿Irónico verdad?
Antes de México
Así que os pido perdón a los que esperabais otro tipo de artículo, pero necesitaba poner en palabras esto antes de que el tiempo me lo arrebate de la mente. Lo que me ha pasado en México era muy poco esperado, fui poco emocionalmente preparada. Este viaje me pilló como oasis en el desierto, en un momento muy visceral de mi vida -toda mi vida es muy a flor de piel-, pero lo cierto es que necesitaba aire.
Yo no organicé el viaje por extraño que parezca -pues casi siempre creo rutas y me meto mucho en el tema- pero como ya he reiterado estaba en un momento muy poco centrada. Así que me subí al avión a ciegas pero con confianza plena en Martin que planifica tan bien o mejor que yo.
¿En mi mente un borrón de las experiencias que mis allegados me habían explicado pasaba por mi mente como una nube que a veces tapa el sol? A veces me acordaba, a veces no, ideas preconcebidas lo llaman. También venía asustada con las experiencias negativas que algunas personas habían vivido, eso en parte me condicionó. Pero a día de hoy y tres semanas después aún no me ha pasado nada y -por favor toquemos todos madera- esperemos que siga así.
La mirada méxica
Durante México
Carrie Bradshaw vivió un “mexicoma” cuando vino a parar aquí y, aunque en su película lo vivió de una manera, yo -aunque pueda apodar igual el sentimiento- la sentí muy distinta. México me mató de amor.
Son sus palabras dulces, sus maneras amables y su humildad las que me demostraron que nunca podría ser tan bondadosa como ellos y ellas -y ya sé que en todas las ensaladas hay garbanzos podridos-, pero no estoy hablando negativamente. Hay cosas que me rompieron el corazón aquí de pena pero me di cuenta que hay tanto que no entiendo que no soy quién para juzgar.
En Ciudad de México hemos vivido con nuestros amigos alemanes y desde que conocí a los amigos de mis amigos -el primer día- mi perspectiva cambió mucho. Estaba en un rooftop manteniendo una profunda conversación sobre la ética humana cuando hice la pregunta que me moría de ganas de hacer ¿Qué pasa en México para que no prosperéis como la sociedad espera? Cuando empecé a escuchar todas las razones me di cuenta que no sabía nada, que la historia de mis libros no está bien contada -o al menos no está completa-, que las noticias me manipulan muy gravemente y que desconozco todo para venir incluso a este blog y contar nada.
Fue la humildad con la que me contaban anécdotas o se emocionaban por saber que era española, me preguntaban sobre fútbol -imaginaos mi cara- pues yo sé bien poco del tema. Humildad de verdad, de la que viene de la bondad y la pobreza o de tener solo lo suficiente para vivir, que contrasta con los grandes magnates de México. Un país de contrastes.
La humildad del señor que llevaba la barca
La simpatía de la compañía que nos alquilaba el coche y su preocupación por que nos sintiésemos seguros “Cualquier problema ustedes me llaman si no se sienten seguros”. Su piel morena contrastaba con su sonrisa blanca y esos mofletes que enmarcaban su dulce cara. También el señor que nos ayudó a pagar el parquímetro y nos pidió perdón por no atendernos antes, como si lo hubiese podido evitar.
A la recepcionista que vio el brillo en mis ojos cuando me contaba mitología sobre el lugar y me contó una leyenda secreta entre los trabajadores para saciar mi sed de aventura. No hace falta decir que me levante por la noche como una niña pequeña a explorar a ver si veía algo de esa magia.
Mi monitor de buceo que me cogió de la mano cuando me arranqué las gafas y no podía vaciarlas de agua. Me sujetó con fuerza enraizándome a la situación cuando yo estaba flotando entre el agobio. Además de nuestros amigos que nos dieron todas las facilidades y desayunaron -preparando bonita la mesa cada mañana entre legañas-, comieron y cenaron vegano con nosotros todos los días.
A todas las mayas que me sonrieron con la más brutal de las sinceridades, a ellas desde la feminidad más ancestral, desde su pequeña altura, sus trenzas de colores y su pieles de chocolate “Gracias”. A nuestro guía que empezó con la frase “Yo hoy voy a ser vuestro amigo”, ¡Ay si muchos hombres hubiesen empezado así las reuniones, muchas guerras nos hubiésemos ahorrado!
La sonrisa más bonita la tiene ella
Tampoco me puedo olvidar al señor mayor de la librería perdida, hizo muchas bromas, me contó muchas historias ancestrales y me sacó treinta libros que me podían gustar. Una piel anciana muy apuesta que me baño en toda su sabiduría, al final me dio el libro de las diosas mexicanas. Y tengo un proyecto precioso para ellas. Había una diosa tocando en un tejado cuando vimos el atardecer, acompañados de sus acordes dedicados para sus abuelos fallecidos.
Me olvido de muchas cosas que puede que con el tiempo recuerde, pero esas me las quedaré para mí. Porque ahora sois vosotros a quienes os toca vivir la calidez mexicana, a vuestra manera.
Martin dijo una frase que me quedó muy grabada “Creo que los méxicas antes que llegásemos los españoles vivían bastante en paz. Y de esa manera pudieron desarrollar mucho más el arte y menos la guerra”. El arte para mi es algo tan importante: la expresión del humano y ya no tenemos tiempo, porque estamos en constante batalla…
La artista maya
Después de México
Siempre hago un apartado llamado “La guinda de la humanidad”, para mi es una parte muy importante de cada publicación. Mi intención es mostraros la belleza de la humanidad, la bondad que reside en nuestro colectivo y la facilidad con la que viajar te la aporta.
Voy a escribir pronto -en cuanto revele los cuatro carretes de fotos de mi cámara analógica, seleccione las mil y pico fotos de la cámara digital y edite los miles de videos de la cámara acuática-, mi diario de viaje por todo México, una posible guía para todos vosotros. Lo haré en tres partes: Ciudad de México, Yucatán y San Cristobal de las Casas. Y en cada una de estas escribiré “La guinda de la humanidad” que me haya pasado allí, pero como este viaje ha sido tan visceral aquí voy a poner lo demás.
Jamás me habían aguantado tanto la mirada y lo habrían coronado con una sonrisa amigable, en la calle en los museos, en el baño, en el restaurante… Siempre he dicho que ya no nos sonreímos, nos hemos vuelto desconfiados y soy la primera que acaba desviando la mirada cuando me siento incómoda. Pero existen valientes que aún te miran haciéndote saber que existes.
Me han enseñado lo que es una anarquía de perros, a veces una realidad triste, a veces una situación salvaje y preciosa. También he podido apreciar la sencillez con la que pueden llevar la vida, con poquito de lo que tienen. Pero he pillado unas miradas de amor entre familiares que derretirían el corazón de muchos.
Nunca entendí cada vez que ponía mi mano en el pecho hasta que aquí me di cuenta que me aguantaba el corazón por todo el amor que sentía. No es que el amor me pesase sino que me sobrepasaba en todos los sentidos.
Laia Wandelrust
No sé qué pasará cuando vuelva a España, no puedo adivinar cómo mo me sentiré, mi presunta teoría es que se me caerán lágrimas, me sentiré un poco triste y querré volver pronto. Me dijeron: “Los méxicas son de piel de maíz y sangre de cacao” ¿Qué bonito verdad? Yo a México me lo llevo en la piel.
Actitud consistente en rechazar alimentos o artículos de consumo de origen animal.
Rae
Mi historia
No soy distinta a casi nadie en este aspecto. Me críe en una familia española -que ama la comida tradicional española-, además mi padre abrió un restaurante en su momento y son muchas las horas que pasé aprendiendo y cocinando con él. Para mí la comida tiene una relación emocional con mi forma de vivir, en España comer con la familia es un momento de unión que crea recuerdos preciosos en la mente del niño y que perdurarán en la del adulto. Pero algo pasó y a raíz de todo lo que os voy a explicar ahora se despertó en mí lo que creo que es el adjetivo que mejor define a mi generación, la consciencia.
La belleza de nuestras raíces más antiguas
Cuando me fui a vivir sola a Barcelona durante mi época de estudiante un nuevo mundo se abrió ante mí, el de la supervivencia. Intentaba gastar la menor cantidad de dinero en todo, incluida la comida. Pasé mucho tiempo intentando crear mis hábitos de alimentación, además pasé por una etapa muy dura emocionalmente. Y como a muchas personas les pasará, la comida es una de las cosas a las que se recurren para sentirse bien. Este cóctel de situaciones provocó que engordase y dejase de sentirme saludable. Lo cierto es que yo misma me hice eso, pero estaba aprendiendo, como ya he dicho, a sobrevivir a esta nueva vivida.
Después la vida me reunió con unas amigas que me llevaron a comer al restaurante Flax&Kale en la ciudad Condal. Allí mismo, y sin la voz patrocinada de mi familia recordándome lo importante que es la verdura, descubrí que era el flexitarianismo, pues era la filosofía del restaurante.
El flexitarianismo consiste en ser un vegetariano flexible, que sigue una dieta rica en vegetales pero en ocasiones sigue consumiendo carne
La Vanguardia
Flax & Kale
Y así empezó mi nueva relación con la comida, como mujer del siglo XXI somos muchas las que sabemos lo duro que es crecer y creerse los estándares de la sociedad que te dicen cómo ser, incluso estamos hartas de saber esto y que esta imposición siga en nuestra cabeza. Pero os lo tenía que decir, yo también entiendo lo que esta sociedad le ha hecho al hombre y a la mujer en estándares de belleza.
La deliciosa comida del Flax&Kale
Así que desde ese día cuando cortaba el pollo sentía un asco que antes estaba camuflado, y dejé de comer carne. El pescado me miraba con sus ojos vidriosos y ya no quería tocarlo, me daba pena. Este proceso duró unos dos años, recuerdo que todo el mundo a mi alrededor se reía de mi término “flexitariana” cuando trataba de explicar por qué no comía ciertas cosas. Y en parte lo entendía, poner etiquetas es algo tan típico del humano, incluso dañino, pero a la vez hay que reconocer que todos necesitamos pertenecer a algo. En mi caso, yo estaba empezando una nueva relación con la comida.
Luego llegó mi Erasmus a Países Bajos, viví allí durante seis meses en lo que yo llamo mi época de empoderamiento. Vivía sola con dos compañeros neerlandeses, pero todo era nuevo, no había nadie de mi ámbito normal y eso significo un gran empoderamiento de mi misma como mujer y como superviviente extranjera. Llegué ahí ya con la determinación de ser vegetariana pues había visto ya demasiados videos en redes sociales sobre animales maltratados y me enganché al Gouda como quien lo hace del azúcar, incondicionalmente. He de comentar que desde los tres años de edad yo no consumo lácteos, los aborrecí y aunque mi familia intentaban que los tomase jamás sucumbí. A día de hoy soy muy feliz de ello y he demostrado tener una densidad ósea maravillosa.
Cuando volví a Barcelona de mi Erasmus volví como vegetariana o como llamarían muchos (Ovolacteovegetariana). Pero esto duró poco, me esperaba una transformación importante que cambiaría muchos aspectos de mi vida. Una tarde que estaba tumbada en la cama después de la universidad me aburría y de repente vi un video que me llamó mucho la atención “El mejor discurso de Gary Yourofsky”. Así que convencí a Martin – que tenía el mismo tipo de dieta que yo- de verlo juntos, después de muchas explicaciones muy elocuentes y duras, recuerdo el glorioso momento que dijo “y esta parte va para los que no conciben una vida sin queso” parece que miraba a la cámara y me miraba directamente a mí.
El vídeo que me hizo vegana.
Cuando el video acabó Martin y yo nos miramos y él dijo “Bueno parece ser que ahora vamos a ser veganos”. Después nos vestimos inmediatamente y nos fuimos a comprar, la primera compra vegana de nuestra vida que duró la friolera de dos horas. Aprendimos que hay una cantidad ridículamente grande de productos que llevan leche o proteína de leche que podrían no llevarla.
Esa noche antes de irnos a dormir vimos el documental de Netflix Cowspiracy, ya que ahora queríamos saber más y queríamos estar bien informados. Este film explica los efectos que tiene no ser vegano para el medio ambiente, os suena seguro los desastres naturales que estamos viviendo y lo terrible de cómo nuestro hábitat se esta destrozando.
A la mañana siguiente nos fuimos a Madrid a ver a unos amigos, aparecimos con la frase “ahora somos veganos” y juntos nos fuimos al supermercado a mirar etiquetas. Os prometo que con el tiempo -un mes más o menos- ya no necesitas pasar mucho tiempo en el supermercado. Ya sabes que productos quieres y puedes consumir. Además vivimos en un momento de la historia que encontrar opciones veganas no es imposible incluso me atrevería a decir asequible.
Durante ese fin de semana vimos otros documentales y con el tiempo nos fuimos informando, siguiendo a veganos en redes sociales, leyendo libros del tema, artículos y otra vez reestructurando nuestra relación con la comida.
La siguiente fase que descubrimos fue el documental What the healthque explica por qué ser vegano es una opción mucho mejor para el cuerpo que la dieta omnívora. En este punto voy a contestar a dos preguntas básicas que a veces me hacen.
¿Si estuvieses en una isla desierta y te estuvieses muriendo de hambre y hubiese un pollo contigo qué harías? Pues por muy feo que me parezca esta pregunta creo que aunque intentaría por todos los medios sobrevivir de otra manera, si no me quedase otro remedio obviamente intentaría sobrevivir yo. Creo que no hace falta más explicación.
La segunda es ¿Y las tribus que están aisladas y siempre han comido carne? Bien, esta pregunta es complicada porque desconozco la situación real de cada tribu. Creo que yo no soy quien para juzgar dicha situación, pero puedo hacer esta reflexión. Si tengo un supermercado, un huerto o naturaleza comestible a mi mano, yo creo que intentaré sobrevivir a base de plantas. No porque me creo mejor que nadie, simplemente porque quiero evitar maltratar animales, crear terror en sus vidas y finalmente matarlos.
Finalmente, y en relación a este último punto, decidí ver documentales de cómo afectaban mis apetencias animales a estos mismos, lo hice con dos documentales Earthlings y Dominion, recomiendo este último porque es más nuevo y está muy bien explicado. El primero me resulto terriblemente duro.
Hay muchos otros documentales que os invito a investigar pero para mi estos son los mejores explicados y con una calidad de imagen y gráficos muy buena.
Desde entonces me identifique como vegana, pasé muchas semanas enfadada con la humanidad, con todo lo que había sido impuesto en mi crecimiento como humana -lo que yo consideraba normal-, y también la sensación de necesidad que crecí constante en mi interior ¿Cómo podía compensar todo lo que había provocado a lo largo de los años? ¿Cómo podía salvar a más animales? Hablando con las personas.
Al principio el enfado habla por ti, no es que los demás te parezcan malas personas, pero quieres transmitir esa sensación de necesidad de salvar el mundo y dejar de asesinar animales. Dicen que hay tres estadios cuando les dices a tus allegados que te has pasado al veganismo:
Burla. Las bromas siempre van a estar ahí, pero al principio nadie te toma en serio, o se lo imaginan como una dieta de moda que vas a abandonar. La humildad y el tiempo hablarán por ti.
Enfado. Se sentirán juzgados, asegúrate de que no lo estás haciendo, porque son pocos los que han nacido veganos, la mayoría también hemos formado parte de esta alimentación omnívora. Y si realmente sabes que no los estás juzgando simplemente no te lo tomes personal, a veces reflejamos en los demás lo que nosotros creemos que está mal en nosotros mismos.
Aceptación. Ya se han dado cuenta de que no vas a cambiar -al menos a corto plazo- ven que estás sobreviviendo y que eres feliz. Les muestras cosas interesantes y aprendéis juntos, se motivarán a cocinar contigo o a sorprenderte con pequeños pasos conscientes en su vida. Esta es la parte bonita, disfrutadla.
Es difícil cambiar mentalidades, de hecho yo estoy segura que una persona no se va a hacer vegana por imposición. El veganismo es un camino al que cada uno tiene que llegar, como el amor propio. No es una ley que haya que seguir, es un camino que a día de hoy puedes elegir. Puedes decidir alimentarte a base de plantas y no tener deficiencias, puedes elegir no herir animales y mejorar y dar esperanza a la Tierra.
Llegué a un punto en que el activismo asomó por mi puerta, amigos veganos que querían que participase en manifestaciones, cubos de la verdad, etc. No he descartado este tipo de activismo pero mi modo de vida no ha permitido participar en ellos. Me frustré mucho por no reivindicarme y salvar el mundo, pero un día me di cuenta de que lo que compartí sobre este modo de vida en redes sociales llegaba a la gente. Me preguntaban cosas y eso también era una manera de activismo. Con esto quiero decir que te tomes tu tiempo para encontrar el activista que llevas dentro y lo hagas a tu manera, el simple hecho de hacerte vegano ya te hace activista.
Coco-bacon
Tofu scramble
Vegan KFC
Spanakopita -con queso vegano-.
Y aquí estoy explicando mi vida en prosa, esta es la historia que he contado millones de veces a voz y hoy la escribo para quien quiera empatizar, sentirse comprendido o empoderada para ser el/la vegano/a que desees. Con el tiempo me he dado cuenta que el veganismo es solo una etiqueta, pero que resuena con una voz muy fuerte, por eso me distingo como una, para reivindicar. Pero en realidad me considero más una persona consciente que vegana, puesto que cada día evoluciono y me preocupo por más temas trascendentales como el residuo cero, el feminismo, igualdad de derechos, etc.
Tres años después y análisis hechos con maravillosos resultados puedo decir que el veganismo hasta le fecha de hoy -voy a ser muy políticamante correcta- ha sido una buena elección en mi vida. Te invito a documentarte, ir al nutricionista si así lo crees y experimientar con una vida saludable. Pero hoy te explico como un cuento la historia del día que empecé a hacer del mundo un lugar mejor, y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado.
Y finalmente si decides probar el veganismo solo quiero decirte. Gracias.
con amor laia
Foto: Araceli Navarro
Aquí os dejo un pequeño esquema que hice hace tiempo, igual os ayuda con este caos de nombres. Pero recordad lo importante no son las etiquetas, son los actos.